Un poderoso drama que transcurre, al igual que la mayor parte de la obra de Faulkner, en Yoknapatawpha, un imaginario condado que resume el sur de los Estado UNidos y acaso al mundo entero. Aquí el problema trasciende el odio ancestral entre negros y blancos y adquiere una dimensión universal. Nancy Manigoe ha sido acusada de haber asesinado a la pequeña hija de seis meses de su ama. Temple Drake. Intentará salvar a su fiel criada negra, aunque para ello deba revelar su propio oscuro pasado.
Tuve dos sorpresas con esta lectura. En primer lugar, me sorprendió descubrir que es una novela dialogada a modo de obra teatral – cosa que nunca hubiera esperado encontrar dentro de la bibliografía de William Faulkner, al que tenía más asociado a la novela y al relato. En segundo lugar, ¡Esto fue lo mejor! La mayoría de los personajes ya habían aparecido en “Santuario”. Esta historia muestra a Temple 8 años después de lo ocurrido a partir de la funesta decisión de bajarse del tren y seguir a Gowan en un derrotero de alcohol e irresponsabilidad que la llevará a vivir su peor pesadilla. En esta instancia, se encuentra de nuevo cara a cara con un pasado que intentó ocultar y cubrir con una familia y la representación de una vida feliz. Fiel a su estilo y a su universo de personajes, Faulkner propone, al inicio de cada acto, un extenso prólogo detallando la construcción histórica de la ciudad apuntalada por el trabajo esclavo, las injusticias y la dicotomía racial que marcaron el suelo de Yoknapatawpha.