Sofi Oksanen nació en Jyväskylä, Finlandia, en 1977, y estudió dramaturgia en la Academia de Teatro de Helsinki. Si sus dos primeras novelas, Las vacas de Stalin y Baby Jane, catapultaron a la joven Oksanen a la élite de los nuevos narradores finlandeses, con Purga se ha consolidado como uno de los más interesantes y leídos nuevos escritores contemporáneos. Purga nació como una obra de teatro, representada con gran éxito en el Teatro Nacional de Helsinki en 2007. Posteriormente, Oksanen desarrolló los personajes hasta convertir la historia en una novela que, además de obtener un éxito de ventas arrollador en los países nórdicos y en Francia, ha sido reconocida con los premios más importantes de Finlandia, a los que se sumaron los prestigiosos Nordic Council Literature Prize, Prix Femina Étranger y el Premio a la Mejor Novela Europea del Año.
En cuanto fuera libre, conseguiría un pasaporte nuevo, una identidad nueva, una historia nueva. Eso pararía algún día. Algún día se reconstruiría a sí misma.
Aunque el rublo se había convertido en corona, aunque los vuelos militares que la sobrevolaban habían ido a menos y las mujeres de los oficiales ya no hablaban tan alto, aunque desde los altavoces del Pitkä Hermann sonaba sin cesar el himno de la independencia, siempre había una nueva bota de cuero curtido al cromo, siempre llegaba una bota nueva, igual o diferente, pero que siempre pisaba la garganta del mismo modo.
Esa voz le resultaba lejana y extraña, impropia del cuerpo del que salía. Le recordaba un mundo al que ya no pertenecía y una casa a la que ya non podría volver.
El que desentierra cosas viejas merece que se le clave una astilla en el ojo, aunque sería mejor una estaca.
Todo se repetía. Aunque el rublo se había convertido en corona, aunque los vuelos militares que la sobrevolaban habían ido a menos las mujeres de los oficiales ya no hablaban tan algo, aunque desde los altavoces del Pitkä Hermann sonaba sin cesar el himno de la independencia, siempre había una nueva bota de cuero curtido al cromo, siempre llegaba una bota nueva, igual o diferente, pero que siempre pisaba la garganta del mismo modo»