NADA

Me pareció muy interesante conocer la escritura de Laforet. Diría que en "Nada" lo deja todo.... Una adolescente viaja a la Barcelona de posguerra a estudiar y se hospeda en la casa de sus tíos. Toda su emoción y entusiasmo por la nueva vida se desvanece de tan sólo entrar a la casa. La encuentra lúgubre, triste, sucia y las relaciones entre sus parientes acompañan de una manera majestuosa ese clima tétrico que va a atormentar a la protagonista durante todo el tiempo que pase en ella. Creo que esta novela es una excelente metáfora de la desolación, la devastación y el hambre; y a lo que reducen a un ser un humano esas condiciones....La animalización de algunos personajes acompañando el salvajismo, la falta de amor y compasión.... Es una novela triste, que se sufre bastante... pero que deja algunas vetas de sol por donde se puede colar un luz de esperanza y reflexión☀

Ya le tenía yo ganas al primer premio Nadal...1944..sin palabras...la prosa es tan sublime, tan cercana, tan magistral...me quedo sin calificativos...una escritura tan íntima...tan diferente. Acostumbrado en mis últimas lecturas a una prosa más tosca y sin magia...me quito el sombrero ante Carmen Laforet. Nos cuenta la historia de una joven y su sentimiento de soledad después de la guerra. Trata temas tan trillados como la amistad y la familia... diferentes mundos sociales... etcétera. En ningún momento se nos antoja un cliché de palabras ya leídas... nos deja la libertad para formarnos nuestras propias fotos mentales. La escritora nos deleita con su exquisito don... nos envuelve con su prosa... consiguiendo en cada momento lo que pretendía...nos sumerge en la historia y nos olvidamos de salir para respirar. Quien necesita respirar cuando el oxígeno no existe... solo existe la historia...las palabras contienen todo lo que necesitamos. Me quedaré con frases para recordar en noches frías y recitar en noches calurosas. "Como aquel día estaba yo triste, no me parecía ofensiva la tristeza de los demás". "Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida". Yo incluso diría.. algunos nacen para morir...y otros hasta morir...viven. Pués si queréis ser de los que viven hasta morir... señoras y señores pasen y lean.

Acabo de leer la edición que DESTINO ha publicado de esta obra de arte. En el centenario de Carmen Laforet. Los escalofríos recorren mi cuerpo al pasar la última página del libro. Siento aún la humedad y el frío de la casa familiar, el calor tórrido que emerge del asfalto de Barcelona, los gritos de Juan. La buena nueva, la historia feliz, es la que no se cuenta. Has de imaginarla tras la lectura de la última frase de la novela. Es una verdadera obra de arte. Un angustioso relato que, al abandonarlo en la estantería, comienza a latir en tu interior. Obligándote a agarrarlo de nuevo por el lomo y seguir leyendo con voracidad. No os lo penséis. Leed esta terrible historia contextualizada en la España de la posguerra.

Me ha parecido que es un libro espléndido. La historia es narrada en primera persona pero sentí que no pude conocer mucho acerca de la personalidad de la protagonista (Andrea), porque ella era muy objetiva al narrar los hechos de la novela. Y no es que piense que eso haya estado mal, por el contrario, me pareció algo diferente que le pone un sello personal al escrito, pero, además, porque la narración es tan cercana, tan íntima, que impone que camines de la mano con Andrea mientras transcurren los hechos. La ambientación es impresionante, no conozco la calle Aribau pero, ahora, es como si lo hiciera. Pude redescubrir la ciudad de Barcelona al acompañar por los recorridos que hace la protagonista. Realmente ha hecho que quiera volver, que quiera ir a sitios que no pude ir y volver a pasar por esos otros que tuve la fortuna de caminar. Su casa: quisiera pasar por allí solamente para seguir compadeciendola por ese año de vida que tuvo que pasar. Verla y no entrar, mirarla y saber que la vida siempre te mostrará esas esquirlas de oscuridad que hay en el mundo. La autora nos cuenta lo que pasó en un año de vida de Andrea, quien, como consecuencia de haberse quedado huérfana, viajó a Barcelona para estudiar letras y, para ello, tuvo que vivir con la familia de su madre. Desde el comienzo de la historia se nos muestra el impacto que tuvo la protagonista por haber llegado a una casa ajena, el misterio por lo ajeno. La bienvenida vino acompañada de una serie de recomendaciones dadas por su tía Angustias, por su tío Juan y su mujer Gloria, y por su tío Román, el bohemio. Son personajes oscuros todos ellos, de ahí que la obra haya sido comparada siempre con Cumbres Borroscosas. Su abuela, un poco loca pero buena, es quien siempre intenta que se sienta como en casa. La Universidad, un refugio impostor, en donde encuentra personas totalmente diferentes que la hacen sentir que siempre hay mundos menos oscuros. Al principio rechazada, pero poco a poco adoptada por una joven popular. Se narra con una profundidad que me ha encantado, sobre el contraste entre dos mundos, y, lo que es mejor, ha sabido la autora cómo, a través de su narración, esos dos mundos se puedan encontrar. Esa parte de la historia es para no perdérsela. Hace que la protagonista sufra más que antes, porque siente que se desbarata su único refugio, pero vale la pena esperar a cómo se resuelve el nudo planteado. Es una historia sobre la soledad, sobre el destino, sobre la familia como imposición de la vida y sobre cómo podemos hacer elecciones que tengan influencia en la forma en que queremos vivir. Me ha gustado muchísimo, la narración es impresionante y hace que siempre se quiera seguir leyendo. Muy recomendado.

Una chica, recién acabada la guerra civil, se traslada a Barcelona para estudiar en la universidad, a casa de unos parientes, llega en coche de caballos, ilusionada por una nueva época en su vida. La realidad de la posguerra se refleja en aquella casa, el odio, resentimiento, el hambre, el conformarse con lo que viene, el desamparo. Al conocer a Ena y un grupo de universitarios Andrea cogerá aire nuevo ante la angustia y el dolor de su hogar. Todo es triste y lúgubre y nada parece que puede cambiar el lento paso de los días, aunque la protagonista no se quiere rendir. Pero al final del túnel hay un pequeño destello de esperanza.......

Andrea es una chica huérfana que llega a Barcelona para estudiar y con la esperanza de encontrar una vida nueva en la ciudad, irá a vivir a casa de su abuela y de sus tíos, pero desde el mismo momento que baja del tren nada resulta como había planeado. Al llegar a la casa se encuentra con una familia y una casa tétrica y oscura donde sus personajes y las relaciones entre ellos son insanas, como la propia casa, rodeada de muebles viejos por todas partes, donde hay mucha suciedad y olores a humanidad. Andrea conocerá a Ena, una chica de la universidad y con quién comenzará una bonita historia de amistad, que hará que viva una vida diferente fuera de los muros de su hogar. Bajo la mirada de Andrea viviremos pobreza, hambre, maltrato, violencia, sacrificio, dolor, dejadez, rivalidad, culpa, egoísmo, generosidad, todo esto vivido dentro de esas paredes, donde el estado de la casa no es más que el reflejo de los personajes que la habitan.

Terminar el libro, en parte, ha sido una pena. Pena por despedirme más de Carmen Laforet que de Andrea, nuestra protagonista. La prosa de Laforet me ha parecido una experiencia maravillosa, la he disfrutado palabra a palabra. Hasta lo cotidiano, lo que pasa desapercibido o concebimos como algo “normal y corriente” Laforet lo presenta de forma magníficamente bella, lo describe esencial, siempre echándole el ojo a todo. No solo destaca la prosa, sino que también me ha sorprendido la extraordinaria capacidad de Laforet (siendo tan joven, además, cuando escribió el libro) para el análisis de los sentimientos, emociones, comportamientos o actos humanos. Quizá no he logrado conectar del todo con la protagonista, pero sí me embargaba un sentimiento de pena constante al pensar en ella. En ella y en la abuelita. Diría quizá que es un personaje genial o rico en cuanto a su construcción y profundidad, pues traslada los problemas propios de su edad, además de aquellos que experimenta en ese ambiente opresivo en el que vive. Se esconde, pretende establecer un abismo entre la luz de su vida universitaria y la oscuridad de su vida familiar, lo que le lleva a un estado constante de alerta, desesperación, miedo o incluso vergüenza. Da verdadera lástima cómo las aspiraciones juveniles y felices de Andrea para cuando llegue a Barcelona se ven truncadas pronto al conocer y convivir con sus familiares, personajes a cada cual más variopinto y perturbado. Cada uno de ellos está construido de una forma extraordinaria. La bondad de la abuelita es admirable, su paciencia, el amor que está dispuesta a dar a todos. La brutalidad de Juan es espantosa, el sufrimiento de Gloria es mortificador, el control de Angustias es agobiador. Son personajes de posguerra, perturbados, llenos de odio, pero que en ocasiones se muestran tal y como son: seres humanos, débiles, con sentimientos, sufriendo… Román me ha parecido un personaje entrañable, otra que participa de la locura de la casa. Otro ejemplo, como el resto de personajes, de la característica dualidad humana. El resto de personajes son excepcionales, partícipes de este análisis de la psicología humana. Cada uno de ellos participa también en la vida de Andrea, bien haciéndole feliz o desdichada: Ena y su familia, Pons y sus amigos, Gerardo… Entre los que destaca notablemente Ena y su madre, las que mayor emoción y sentimiento aportan al desarrollo de la historia. Quizá en la obra no ocurra nada como tal, pues Andrea se limita a existir, a sobrevivir en una atmósfera cargada de opresión, control, un ambiente asfixiante; una casa sucia, unos parientes perturbados, una vida cargada de apariencias. Una obra realmente excepcional que se disfruta por todo: su fuerza, su interior y profundidad, sus personajes y su prosa.

Novela corta y fácil de leer. Un clásico, que se sitúa en Barcelona de la postguerra. Contextualiza y describe con mucho detalle la sociedad de esa época. Trama emocionante como tal no hay, básicamente es una descripción de los personajes y de su vida. Personalmente me ha parecido un libro oscuro, triste. El final mejorq y emociona levemente, parece que pasa algo más que los días en la novela. El personaje principal, Andrea, da gusto cómo es capaz de vivir y relativizar los problemas. Un personaje entusiasta e inocente y con gran empeño en superación...Me ha dado pena y ternura al mismo tiempo. El resto de personajes están muy marcados. 3*, no me ha encantado pero creo que merece la pena leer un clásico así. Teniendo en cuenta, además, que Laforet ganó varios premios con este libro y fue la primera novela de la escritora, debutando con 23 años.