MÚSICA, SÓLO MÚSICA

Sin música la vida seria muy triste, su presencia en nuestras vidas es enriquecedora y genera lazos, nos une, nos hermana, nos vuelve un colectivo apasionado por ella en su totalidad o por un género en específico, nos permite también un tipo de soledad apaciguante, nos sume en la contemplación al escucharla en la comodidad del hogar o en espectáculos en vivo, aún sin estar presente en el aire puede llevarnos a sostener largas charlas solo con su evocación, ya sea que seamos solo unos entusiastas, algunos con mejor odio que otros, o músicos educados. Así nos entrega Murakami esta historia, como una invitación a presenciar una charla entre dos apasionados por la música, nos permite admirar sus extensos conocimientos desde su pasión amateur y desde la experiencia de un musico consagrado. Con un carácter intimista en el que lleva un par de pasos más allá su conocido amor por la música como lo demuestra en sus obras, solo que en este caso no hace uso de ella para generar atmosferas de ficción que nos resulten similares a recuerdos propios. Un viaje por un mondo seductor pero con una amplitud que hace que se torne totalmente desconocido como lo es la música clásica, tanto por las anécdotas y datos contados por los dos interlocutores, como por la cantidad innumerables reflexiones que genera los planteamientos que Murakami le presenta al maestro Ozawa, como la buena disposición de este ultimo para reflexionar sobre ellos desde su experiencia y conocimiento, pero manteniendo una empatía que termina por demostrar entre líneas las relaciones de respeto muy propias de la socialización oriental. Aunque de verdad he disfrutado mucho este libro y e encontrado en el pensamientos profundos acerca de la pasión por la música, por las comparaciones con la escritura, por la cantidad de conocimiento nuevo que presenta sin ser un libro académico, siento que es necesario advertir que tal vez no sea un libro para todo el mundo, si no se está dispuesto aunque sea a escuchar un par de piezas musicales de las que se habla en la obra, a oír a uno de esos compositores desconocidos, así no tengamos el oído educado para apreciar las diferencias expuestas por los autores, considero que su lectura seria desaprovechada, y aunque se desee hacer un poco de este estudio, debo advertir que no resulta sencillo, muchas de las obras de las que se habla aquí resultan sumamente difíciles de encontrar navegando en internet. Apasionante, si, pero solo se te hablara de música clásica, algunas pocas referencias al Jazz que tanto ama Murakami y muchos planteamientos que se necesitara ser musico o un entusiasta con alguna educación musical para poder entenderlos.

Para los muy aficionados a la música (mi caso), es un libro que contiene reflexiones brillantes y muy interesantes. Si conoce las piezas musicales y los autores a los que hace referencia la obra te ofrecerá un punto de vista técnico y muy interesante sobre las mismas. Una lectura muy interesante que permite una audición musical más rica.

Primero señalar que la ilustración de la portada es muy bonita, pero no tiene nada que ver con el contenido del libro. Cosas del marketing supongo. Se trata de una serie de entrevistas realizadas entre 2010 y 2011 donde, cual Truffaut y Hitchcock, van comentando las grabaciones que realizó el maestro Ozawa y que su admirador Murakami guarda en su colección. Se habla sobretodo del repertorio centroeuropeo: Beethoven, Brahms y mucho Mahler, ya que Ozawa fue discípulo de Karajan y de Bernstein, el que rescató a Mahler para el gran público. Cómo el escritor es amigo de la familia del director, todo son elogios y alabanzas. También Ozawa está contenido y habla bien de todo el mundo; nada que ver con la ironía y la acidez de Hitchcock. En la última parte nos comentan la organización de un festival de verano con músicos jóvenes. Se nos muestra cómo apreciar la música, en este caso comparando diferentes versiones grabadas, y de paso a conocer un poco de historia de algunos grandes directores del siglo XX. Buen documento para amantes de la música.

Unas muy buenas tertulias musicales, una manera muy bonita de hacer ver y sentir la música