MACBETH

"La tragedia escosesa" dicen los actores de teatro, dentro de un teatro cuando se refieren a ella o tocan madera cuando la mencionan con por su verdadero hombre, lo he visto. El mayor papel que una actriz de teatro puede aspirar es Lady Macbeth. Yo intenté interpretarla a mis 17 años, cuando estudié teatro, pero ese papel debe hacerlo una mujer no una adolescente. La obra está incompleta hoy en día, ya no es tal cual la escena del aquelarre, que según se dice en el mito, Shakespeare puso un conjuro verdadero en la obra.

Es un reflejo de lo más oscuro del ser humano. Demuestra lo bajo que puede llegar una persona por el poder.

Cuando uno termina de leerse Macbeth se da cuenta que no tiene una solución única y categórica en que ampararse. Dentro del turbulento universo de Macbeth se conjugan sentimientos humanos como la debilidad, la ambición y el ansia de poder con otros elementos sobrenaturales, el más importante, las brujas. Y es que ciertamente, estas hermanas son un misterio para la comprensión de la trama pues, ¿Hasta qué punto influyen en el destino de Macbeth? ¿Son la excusa que Macbeth usa para justificar sus actos y autocumplir la profecía? Sea como sea y lo que puedan simbolizar, está claro que las brujas representan el límite del pensamiento racional, así que habrá que pensar más allá del mismo.

Macbeth, es una de las tragedias más conocidas del dramaturgo William Shakespeare. Es una obra sobre la traición y la ambición desmedida, visita desde diferentes puntos. (Dependiendo el personaje en escena.

Sin mas. Para leerselo en el trabajo se estás aburrido.

Esta obra que fue dramatizada aproximadamente en el año 1606, se desarrolla históricamente en una Escocia de mediados del siglo XI d. de C., donde la sed de poder nos muestra a individuos sin escrúpulo traspasando la plenitud de la acción-reacción, y dejando al descubierto la intimidad de los héroes del medioevo. Particularmente, mientras re-leía Macbeth, me daba cuenta que el personaje de Lady Macbeth no se encuentra encabezando la lista de personajes. Y mirando el contexto imperativo al que nos introduce Shakespeare y la trascendencia de cada uno de los co-protagonistas, podemos inferir que quien da las pautas y pone en marcha la existencia de todos es Lady Macbeth. "Macbeth" es narrada en cinco (V) actos de los cuales: desde el I y el II acto ya posicionan al lector en el tema más álgido de la obra, dejando un alargamiento de la trama bastante ambiguo en el III y IV acto, y consumando en el V acto con un final muy al estilo de The Sopranos, como si estuviéramos visualizando un fundido en negro. Y como ya argumentaba antes, la posición de Lady Macbeth es de un carácter protagónico irrefutable y me atrevería a decir que la obra recibe este nombre no por “Macbeth, general del ejército del rey”, sino por su esposa. La primera aparición de Lady Macbeth, es en la escena quinta del I acto, donde lee una carta de su esposo narrándole sus acontecimientos más importantes, y si analizamos su contenido ya podemos evidenciar una clara intención de compartir información necesaria para planear alguna tramoya. Desde aquí ya empezamos a posicionar a quien de verdad mueve los hilos en esta historia y sobresaldrá por un cinismo magistral en cada uno de sus diálogos y acciones. Tan solo es mirar la genialidad y astucia con que increpa a su esposo con tal exquisitez en muchos de sus diálogos, instaura todo un orden calculado y frío, y reconocemos en ella esa sed de poder que sobrepasa cualquier sentimiento carnal que pueda interponerse, llevando como bandera -la manipulación- en el más inspirador de los casos. Es su apasionada sensatez y contundente carácter en la toma de decisiones la que seduce a su esposo a ceder su criterio y entregarse a sus órdenes. “¿Estaba ebria, entonces, la esperanza de que alardeabais? ¿Se ha dormido después y se despierta ahora para contemplar, pálida y verde, lo que supo mirar tan arrogante? Desde este momento creeré tan frágil tu amor. ¿Has podido ser el mismo en ánimo y en obras que en deseos? ¿Quisieras poseer lo que estimas el ornamento de la vida y vivir como un cobarde en tu propia estima, dejando que un «No me atrevo» vaya en pos del «Yo quisiera», como el pobre gato del cuento?” (Página 15), acá el autor sigue en su discurrido discurso de mostrar esa mujer estratégica y firme, y con una seguridad que se atribuye a un total síntoma de liderazgo, digno de admirar y es eso mismo lo que alaba Macbeth. Lady Macbeth cumple su cometido y empieza una “guerra metafórica” por mantener y preservar la tranquilidad de ella y de sus alrededores; y en su genialidad parece olvidar que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad y empiezan sus conflictos internos dejándonos diálogos tan inmersos en figuras prosaicas que adornan y dinamizan la obra misma. “¡Siempre el hedor de la sangre!… ¡Todas las esencias de la Arabia no desinfectarían esta pequeña mano mía!…” (Página 50), es una de sus últimas intervenciones y deja latente su desnudez sin abandonar la astucia y el poder de su palabra, mostrando una viveza para aparentar sumisión a su rey pero siempre estando por encima de su cabeza. Y sin dejar de lado el protagonismo de “Macbeth, general del ejército del rey” (ya que hablamos de su cabeza en el párrafo anterior); si no es porque está presente en la mayoría de las escenas y que Shakespeare le atribuye innumerables responsabilidades siendo las más álgidas y reveladoras las que recibe a través de su esposa (la protagonista de mi reseña), no tendría mayor trascendencia y pasaría desapercibido como un personaje más detrás de Lady Macbeth. Es así como intuimos un posible direccionamiento oculto en la obra “Macbeth” que Shakespeare tal vez quiso dejar en claro pero que nunca reveló. Y no está lejos de ser pensado como tal, viendo la exclusión a la que eran sometidas las mujeres en el teatro isabelino donde no se les permitía actuar y los papeles femeninos los interpretaban los hombres. Y a pesar de esta imposición del inconsciente colectivo que sitúa de protagonista a Macbeth, por asociarlo a la obra homónima, no es impedimento ni resta protagonismo a su esposa que con esa seducción impecable, su desbordante intuición y su espíritu calculador e implacable, deleita al lector y lo incita a protestarle a un “Will” con 400 años bajo tierra para que, por amor a Dios, le dé un verdadero final magistral a su Lady Macbeth.

Una tragedia dónde la ambición lo cegar

En Macbeth se muestra como afecta la ambición humana en la toma de decisiones y sus consecuencias, un relato increíble