Misiones, como toda región de frontera, es rica en tipos pintorescos. Suelen serlo extraordinariamente aquéllos que, a semejanza de las bolas de billar, han nacido con efecto. Tocan normalmente banda, y emprenden los rumbos más inesperados. (...) Así comienza el relato que da título al volumen de cuentos Los desterrados, la obra más compleja, equilibrada y madura de Horacio Quiroga. En sus páginas se revela un mundo novelesco completo, alimentado por la experiencia del novelista en Misiones, y convertido en ficción, una ficción de extraordinaria intensidad en la que convergen, de manera definitiva, una vida y una experiencia estética.
Yo sufro muy vivamente estas impresiones. Cuantas veces he podido hacerlo, he evitado mirar un cadáver. Un muerto es para mí algo muy distinto de un cuerpo que acaba simplemente de perder la vida. Es otra cosa, una materia horriblemente inerte, amarilla y helada.