LO QUE NO TIENE NOMBRE

Me demoré dos noches leyendo este escrito, hace un tiempo lo tenía listo y lo post puse varias veces, en las redes se leía que era duro y de lo que se trataba, de la pérdida. Me dio miedo. Pero Florcita @que_libro_leo Lo comenzó en su aparte #leamosjuntos y me tiré de una. Cómo no haberlo hecho antes? @piedadbonnett nuestra pluma colombiana no puede ser más sincera, honesta, reflexiva, descarnada, cruda en medio de sus recuerdos, narra su dolor, sus miedos e incertidumbres, lo hace claro y de frente sobre la salud mental de su hijo Daniel . Llama a las cosas por su nombre. “Lo que no tiene nombre” Su prosa la maneja de una forma donde cada palabra rompe el alma, sacude, no pude dejar de ponerme en sus zapatos y en su ropa completamente. Sentí su amor y su desamor , sentí su “por qué no hice” “Por qué no dije” Confío en la ciencia, en los expertos, creyó. Como lo hubiéramos hecho muchos de nosotros. Pero su corazón sabía lo que iba a suceder tarde o temprano. Hay vínculos y conexiones demasiado fuertes que no nos engañan. Que sabemos verdades aunque no las digamos. Me gusta la protesta que hace Piedad hacia los expertos de la salud mental. En qué puede desencadenar la Falta de comunicación con los padres, por que ellos no son los pacientes. Pero son los que padecen las consecuencias. Creo que estas enfermedades tiene un tratamiento costoso y las entidades sanitarias no cubren este tipo de terapias en muchos casos. El suicidio de Daniel estremeció a su círculo, su familia lo honra con su obra, Una vida truncada (no se) atormentado por su enfermedad dio a sus padres las más grandes satisfacciones que pudo. A Piedad y a tantas familias que padecen este tormento todas mis oraciones, solidaridad y respeto. No lloré, me estremecí, sentí los poemas, sentí el gran amor de una escritora, que es madre y es la que cuenta su historia. Léanla !! Admírenla !! Disfrútenla !! 📒📘📕❤️

Este libro nos muestra la travesía de una madre que ha perdido a su hijo, pero no de causas naturales, se ha suicidado. Pero no es cualquier madre, es la experiencia de la misma autora. A simple vista pareciera que es el duelo de quién a perdido un hijo, pero es mucho mas complejo, Dani no era un muchacho que odiara la vida, al contrario amaba vivir, tenia pasión, ambiciones, Dani fue victima de ese poco porciento que padece una enfermedad mental (esquizofrenia) quien desde al ser diagnósticado se muda a un pozo profundo, a una ruta en la que no encontró un retorno. No era rebelde, simplemente sufrió lo que nadie debería sufrir nunca, le falló lo que lo hacía ser él: su cerebro y entonces dejo de ser él. Es cierto que la autora nos muestra su viaje antes del suceso, sus miedos, luchas y preocupaciones con su hijo, pero también conocemos esa parte dolorosa en que Dani lucha por no morir, pero la "tormenta perfecta" llega y se ve sin salida. Personalmente creo que va a ser mi mejor libro del año, los libros biográficos no son mi fuerte, sin embargo Piedad te envuelve con su pluma, ella es una gran escritora, pero en este libro te habla como madre, te agarra de la mano y te coloca a su lado para que veas lo que ella ve y te deja pasar un momento a su cabeza. Me dejó conocer a Dani, he buscado fotos de él en Google y lo veo y estoy completamente convencida de que es el mismo Dani del que Piedad habla. Al mismo tiempo me muestra empática con la situación, de detenerte y pensar porque una persona toma una decisión tan drástica como el suicidio, Dani no hablaba de su enfermedad, y asi como él existen muchos que viven su dolor en silencio, hasta que llega la tormenta perfecta como lo describe la psiquiatra y deciden liberarse y volar y no porque no nos amen a los que nos quedamos, simplemente que en ese momento no dejan que el sentimentalismo les gane y no perder el valor.

Primera lectura del año. Un libro sorprendente y reflexivo. Piedad Bonnett nos cuenta la manera en que afrontó la enfermedad de su hijo Daniel y su posterior muerte. No hay palabras para describir el amor y entrega de una madre y todas las sensaciones por las que se debe pasar al momento de enfrentar situaciones como esta. La historia de Daniel, contada por su madre, es conmovedora, es ver la vida de él desde los ojos de ella. Es ver el talento de él y como dudaba de sí y, como tuvo momentos en los que fue plenamente feliz y lo supo. Este libro nos muestra la realidad de las enfermedades mentales, las cuales, en muchos casos y familias, terminan siendo un tabú, un tema innombrable y miedoso. Con esta lectura podemos ver situaciones desconocidas e incluso, entender algunos aspectos en nuestro propio comportamiento o de personas cercanas. Es inimaginable el dolor de una madre al perder a su hijo y al vivir situaciones como las que pasó Daniel y su familia, pero, con este libro, Piedad nos abre su intimidad y encontró la manera de volver a tener a su hijo, de hacerlo memorable e inolvidable. Daniel está y estará siempre en las palabras de su madre, quien nos ha permitido conocerlo a través del libro. Daniel jamás será olvidado, vivirá eternamente en estas páginas y en sus lectores.

Un libro que solo puede definirse como una mezcla de belleza y tristeza. Un relato que mueve fibras profundas en el corazón y que deja un desazón de dolor y que pone a reflexionar sobre la vida y la muerte por medio de un relato que intenta buscar respuestas a una pregunta, pero que solo produce más preguntas sobre las relaciones entre el vivir y el suicidio.

En una palabra; brutal!! Ha sido una mezcla entre que bien contado todo desde el punto de vista de la madre, y a la vez, que pena, lo que tiene que ser pasar por un proceso tan doloroso como es perder un hijo, y de esa manera. Te llega al alma

¿Quién soy yo para hablar de esta historia? ¿Qué podría decir que no se haya dicho ya? Esta es una historia desgarradora, no ficcionada y autobiográfica de los tiempos es los que la autora perdió a su hijo por suicidio y cómo afrontó el duelo inmediato.He escuchado entrevistas, he leído el libro, incluso, fui a verla hablar del él en vivo y, así y todo, no logro imaginar el dolor que se siente. Sin embargo, pude empatizar con su historia porque está contada con una intimidad bella, respetuosa y brutalmente sincera. No me toca en lo personal, pero no por menos logró despertar en mí un sentimiento de admiración, porque soy mamá y debe ser horrible dejar volar a un hijo con las alas rotas, verlo tropezar hasta con el viento y cada dos por tres precipitarse. Sobrevivir a un golpe de esos debe ser horrible y confieso que puede ser, por lejos, mi más grande miedo, pero cuando el camino se vuelve tan agreste y cargar con la vida una tortura, ¿el amor puede ser tan grande que enfrentarte a la ausencia resulte mejor que ver a tu ser amado desaparecer por las esquinas de su mente? Esta historia es reflexiva, es intimidante e incómoda, lo que te remite a la reflexión, al entendimiento, a la clarividencia. A reservarte el derecho a juzgar, a etiquetar. A compadecer quienes se encuentran en encrucijadas tan desoladoras, porque el amor de madre no tiene dimensión concreta y la pérdida de un hijo, no tiene nombre.

Este libro narra con genialidad uno de los episodios más tristes de la vida de la escritora, la pérdida de su hijo. A medida que pasan las páginas acompañamos a la escritora en cada uno de los momentos que tuvo que sufrir con entereza la enfermedad de su hijo. Es una gran historia que conmueve al lector en cada una de sus páginas

¡Wow y más wow! Dos de mis booktubers favoritas recomendaban mucho este libro y dije: ¿por qué no? Me interesó mucho el tema que mencionaba la sinopsis y supe que tenía que leerlo. Es un libro duro, fuerte, de esos que no te dejan indiferentes. Tomó mis sentimientos y los mezcló cual cóctel sin piedad, porque estos temas siempre me tocan de una manera especial. No sólo te destroza la historia en sí, porque perder a alguien de esa manera debe ser terrible, pero sentir todo ese amor y dolor de una madre a su hijo enfermo (y después muerto) es desgarrador. Es un libro muy bien narrado, emotivo y que me ayudó muchísimo a entender una enfermedad que sólo conocía de oídas y por el que siempre había sentido curiosidad. Sentí miedo, sí que lo sentí, porque me recordó a un episodio muy personal que deseo olvidar, pero recomiendo mucho su lectura; la recomiendo sólo en caso de que no estén pasando por un momento de debilidad emocional.