LE LLAMABAN PADRE: CUANDO EL HORROR SE DISFRAZA DE AMOR Y FAMILIA

He leído varios de los relatos de investigaciones que hace Carles Porta y he seguido sus Podcasts sobre este caso, por lo que la lectura no me ha pillado de sorpresa. Hoy ha tocado conocer a un ser despreciable, que abusaba de niños en una casa de acogida autorizada. El libro está escrito en primera persona desde el punto de vista de cuatro de las personas que estuvieron durante los hechos, los procedimientos policiales y el juicio. Tantas versiones están muy bien para tener una vista completa del asunto, pero en realidad han provocado que la lectura me resulte un poco repetitiva, porque en algunos casos cuentan lo mismo. Comenzando por el testimonio del mosso d’Esquadra que destapó todo, seguido del de uno de los niños de los que abusó, el alegato del investigado y de la responsable del centro de acogida que le enviaba más carnaza. Puedo aseguraros que la parte del pederasta me ha costado mucho, sus justificaciones no me sirven absolutamente para nada y no me ha dado ninguna lástima, ni por lo que haya pasado ni por lo que tenga que enfrentar en un futuro próximo. ¿Cómo es posible que nadie supiera nada? Durante 17 años, hizo y deshizo lo que le dio la gana, sin que nadie diera la voz de alerta. Es impensable que las autoridades le permitieran tener hasta ocho niños a su cuidado, pasara por controles varios, test infinitos… y no se encendiera una luz roja gigante en ninguno de los departamentos correspondientes. Me ha gustado mucho la lectura, pero admito que no es apropiada para todo el mundo, hay partes que me han provocado verdadera repulsión, además de un temor cerval, ya que todo es estrictamente verídico y un individuo como David Donet puede estar ocupando el piso de enfrente o sin que nosotros nos demos cuenta.

Lo más importante a tener en cuenta, es que esta historia se relata desde cuatro perspectivas: la del mosso, la del joven abusado, la del pederasta, y la de la responsable del centro de acogida, y ninguna de ellas sirve para despejar la cantidad de dudas que van surgiendo a medida que se lee. Voy a centrarme en la que personalmente más me impactó, y es lo "normal" que era para los menores a cargo de David mantener relaciones con él. Como dice el propio David Donet, y por la forma que ellos tienen de expresarlo, da la impresión de que no eran forzados a hacer lo que hacían, y sin embargo, también es cierto que para ellos, cualquier ambiente era mucho mejor que aquel en el que se habían criado. En Donet veían a una persona que por primera vez parecía preocuparse genuinamente por su bienestar. Luego lees la versión de Donet, y te lo crees, crees que solo quería ayudarlos, que realmente no quería que todo aquello pasara... Hasta que prestas atención a los detalles. Donet dice que su única intención era acoger a niños con vidas difíciles; ¿por qué solo acogía a varones entonces? ¿De verdad lo que le preocupaba era que pudieran mantener relaciones si se mezclaban chicos y chicas? Acusa a la administración de no darse cuenta de lo que A ÉL le pasaba; ¿es que acaso él no era conocedor de sus propias tendencias antes de ponerse a trabajar con niños? Donet busca justificaciones hasta debajo de las piedras, pero sin éxito ninguno. Objetivamente, es muy sencillo darse cuenta de que sabía muy bien lo que estaba haciendo. Que los sucesos se cuenten desde varias perspectivas me parece una herramienta muy interesante para ahondar en la psicología tanto de la víctima como del victimario, pero a las personas que lean este libro y tengan hijos que aún no sean adultos, les va a hervir la sangre.

Cuidado con este libro. Me lo leí en horas. Es impresionante hasta donde puede llegar el ser humano, no tengo palabras. El libro me pareció muy bueno aunque hay que resaltar, si cabe, que no es para todo el mundo. Hay que ser muy fuerte para aguántalo, es brutal. Da bronca, impotencia, asco y al mismo tiempo algo de información par tener en cuenta.

Altamente recomendable