Investigación sobre la vida de varias modelos que vivieron al límite. Su nuevo reportaje trata de aclarar la misteriosa desaparición de una de las más famosas top models de la historia, ocurrida hace diez años.
La historia te atrapa desde las primeras páginas, habla de temas complicados que se vive en el mundo del modelaje. Es un buen libro, te hace reflexionar sobre varias cuestiones.
Todos tenemos una imagen de nosotros mismos, pero nunca coincide con la que tienen los demás. Y debemos entender la de los demás, aunque sin dejar de ser nosotros mismos. ¿Para qué leer las chicas de alambre? 1. Por que sabe mezclar muy bien una novela de misterio con toques detectivescos en un escenario tan estrambotico como es el de las pasarelas. 2. Por que nuestro personaje protagonista Jon, es un aire de alegría y sensatez que aplaude el lector. Ya que no te hace pesado el proceso de investigación sino todo lo contrario te hace uno con las emociones de los implicados. 3. La manera tan directa en que el autor te explica el lado oscuro de las pasarelas hace que el lector este con el corazón a tope durante toda la novela. Ya que de la nada te suelta muertes, asesinatos, dolores, drogas, traumas. Es una fusión perfecta del infierno que pueden ser todas las profesiones. 4. El tema acerca del debate de la imagen ideal lo trata de una manera sencilla y potente. Donde el lector llegará a sus conclusiones acerca del amor por si mismo y claro el amor por la imagen que le gusta ver en los medios. La imagen elemento del terror y la muerte GENIAL. 5. El final me dejo satisfecho y en dos momentos me dejo catatónico. Un desenlace convincente y lleno de reflexiones.
Todo el que crea un monstruo, tarde o temprano ha de destruirlo, o el monstruo le destruye a él.
La belleza puede ser la gloria o la ruina de una persona. Depende de quién la lleve, de cómo la lleve, de cómo la utilice o a quien se la regale.
En aquellos días el culto al esqueleto más que a la forma femenina se hizo religión oficial.
Los modistos las querían sin nada, sin pecho, sin caderas, casi sin rostro, aunque parezca un contrasentido, andróginas, para poder moldearlas a su antojo con cada colección.
Todos tenemos una imagen de nosotros mismos, pero nunca coincide con la tienen los demás. Y debemos entender la de los demás, aunque sin dejar de ser nosotros mismos.
“La belleza puede ser la gloria o la ruina de una persona. Depende de quién la lleve, de cómo la lleve, de cómo la utilice o a quien se la regale”