LA VIDA ES SUEÑO

lo había leído en la adolescencia y lo volví a leer más de adulto.Mucho nos enseña Segismundo y la evolución de su personaje

Y, patrocinada por mi maestro de Teoría Literaria, llega… ¡otra reseña de un clásico! Y sí, es otra obra teatral. Este libro se me había antojado desde antes, ya que en «El Espejo Enterrado» de Carlos Fuentes (uno de mis libros frecuentemente revisados para Historia de la Cultura) daban un breve resumen que me enganchó. De hecho, tras enterarme de que este mismo semestre lo tendría que leer, me emocioné. ¡No esperaba para ponerme a leerlo! ¡Y me gustó! Para ser un guion teatral. Pude conectar más con varios personajes, especialmente con Segismundo y Rosaura. ¡Él era un Dorian, de «Aura» (no la novela de Carlos Fuentes, sino la de Javier Ruescas y Manu Carbajo)! Me hacía sufrir mucho cómo lo trataron conforme crecía, y comprendo completamente su actuar en primera instancia, aunque también adoré la evolución que le dan. Y en cuanto a Rosaura, es la primera vez, desde que entré en la carrera, que leo a una chica con tanto protagonismo y que no sea llamada “encarnación del pecado” o “alma vanidosa que quiere ser complacida”. Se nota todavía el vasallaje del amor cortés, pero ya no es un personaje tan plano como otros que he leído. Es un libro interesante, muy filosófico, pero… me lo arruinaron un poco dos detalles principalmente: en primera, ¡es guion teatral y encierran en muy corto lapso temas importantes!, yo habría querido ver más sobre Segismundo afuera de la torre; y segundamente, todo está en verso. ¡Todo! Me molestaba bastante porque, además de que el ritmo me aburría, me confundían varios términos y acomodos de redacción utilizados sólo para propiciar la rima y el metro, propiciando que leyera más de tres veces un mismo extracto. La escena final, a diferencia de otras obras dramáticas, me mantuvo intrigada y verdaderamente expectante sobre lo que vendría, sobre cómo acabaría. Sí, se me fue muy rápido, pero lo disfruté… Y deja una buena moraleja para cerrar el libro. Si buscas un libro que filosofe, que hable sobre la libertad y las verdaderas razones que vuelven a un hombre lo que es, sin importar que sea escrito en guion, te lo recomiendo bastante.

Una magnífica obra teatral. Su tema continúa estando vigente. La vida sigue siendo tan efímera como los sueños.

"Vosotros fuisteis los que me Segismundeasteis...", con todo el respeto que me merece esta gran obra clásica, esta parte se me hizo comiquisima (cuando los soldados confunden a Clarín con el príncipe Segismundo). Don Pedro Calderón de la Barca genio del teatro del siglo de oro, los hispanoparlantes estamos obligados a leerlo.

Creo que no lo leí ni en buen momento ni de la forma en que hay que leer teatro, pero me pareció un texto poco intenso, con una trama poco interesante. Tendré que volver a leerlo, pero de momento no puedo valorarlo mejor.

Decidí empezar esta obra para adquirir algo de cultura sobre nuestro siglo de oro, y quedé inicialmente abrumado con el lenguaje de la obra y con el hecho de que estuviera escrita enteramente en verso, por suerte, la magnífica edición de vicens vives me ayudó a ir desgranando los simbolismos y significados (así como aclarando los arcaismos) y me hizo apreciar la belleza de la obra, los magnificos soliloquios, la alegoría religiosa, etc. Obra totalmente recomendada

Leída en mis épocas de estudiante, pero disfrutada en una segunda lectura ya más grande. Hay un tiempo para todo...

sta obra llegó a mis manos en el instituto en el plan de aficionar a los alumnos a la lectura, y creo que ha sido de los pocos libros clásicos y con reputación que me han gustado (debe admitir que no consigo encontrar clásicos que me apasionen). Como supongo que ya sabéis todos, esta escrita en verso, con un español no muy actual, pero es fácilmente comprensible, además, el personaje principal, Segismundo, consigue transmitirte su tristeza, su confusión por no saber, al final y al cabo, cual es la vida verdadera y cuales son los sueños. Creo que esta obra clásica si es una de las que se merece la fama que tiene o incluso quizás un poco más de la que tiene, así que os la recomiendo, además es una obra muy corta (unas 115 páginas si quitamos introducción y nos ceñimos directamente a la obra).