LA LLUVIA AMARILLA

Lluvia Amarilla es auténtica memoria nostálgica desde la primera página de esta prosa poética. Ainielle es un recóndito pueblo de montaña, en el pirineo de Huesca. Andrés se ha convertido en su último habitante, y va repasando, entre recuerdos, delirios, y su inseparable perrita, aquellos vecinos, momentos o costumbres que ya no volverán. A veces, mezcla situaciones vividas con imaginaciones propias de la soledad que le resulta difícil de digerir y soportar. Poco a poco, va viendo la muerte de cerca, igual que ha digerido la de su mujer y vecinos. Tontea, sueña y se prepara para un destino que siente y acaricia. Según van pasando las páginas, a uno le envuelve esa mezcla de visiones y sentimientos que el autor ha sabido transmitir y contagiar.

Una obra maestra. No tengo palabras para describir lo que sentí leyéndola

Octubre/07/2018 Libro corto, narrado perfectamente bien, muy emotivo, me resulto triste, escrito con mucha nostalgia..

El señor Llamazares nos transporta a una época pasada, pero muy actual también, del abandono sintomático de los pueblos y su posterior decrepitud. De cómo van desapareciendo sus últimos habitantes y, con ellos, todas sus vivencias y recuerdos. La lluvia amarilla simboliza el caer de las hojas en otoño, al igual que caen las personas en un aletargado recuerdo, que siempre fue mejor, y su consiguiente olvido para el resto de personas que algún día fueron cercanas, y que ahora parecen tan lejanas en el tiempo.......

Acabo de terminar de leerlo. Una prosa exquisita que roza en la poesía, con descripciones vigorosas de paisajes, situaciones, emociones. No acostumbro a leer este género de libros donde no hay un ápice de optimismo. Por defecto busco literatura que me motive y me levante el ánimo. No hay concesiones en la prosa de Llazares; se detiene, escarba y ahonda en las zonas sombrías del alma. Muerte, abandono, el paso inexorable del tiempo que destruye sueños, casas, vidas. Trabaja con pocos elementos, el monólogo de un hombre solitario, el último sobreviviente de un pueblo abandonado, sus calles, los bosques y los montes a su alrededor, una perra, casas derruídas, el molino, una soga, víboras. Y sin embargo la novela consigue desplegar en nuestra imaginación un universo rico donde casi podemos palpar sus personajes y su entorno. Yo siento que el autor pondera la fuerza de la naturaleza que avanza inexorable devorando las ruinas del pueblo. Cuando el protagonista muera todo sucumbirá bajo las malezas. Mi espíritu optimista no logra reprimir un pensamiento. Los pastores de ovejas y los agricultores que a duras penas arrancaban su sustento de una tierra inhóspita, se han ido para no volver. Pero a sus espaldas han dejado parajes majestuosos. En algún momento, otras gentes con otros sueños y recursos volverán a habitar allí buscando renovar el contacto con la naturaleza. Renacerán los pueblos. Un libro que no te deja indiferente.

Novela corta, que en un monólogo evoca el pasar de la vida, haciendo paralelismos entre la vida humana y la de un pueblo. Con la figura literaria de "La lluvia amarilla" su autor representa a la muerte, al otoño, al ocaso de la naturaleza. Te mantiene en una angustia y casi claustrofóbica calma, sabiendo lo que está por llegar. Trata de manera muy evocadora, lírica y a momentos mágica la aceptación de la propia muerte, la nostalgia y la tristeza del olvido que seremos. Veo en ella una lectura que no es para todos los públicos, pero que si puede llenar a aquellos con una gran sensibilidad espiritual. Recomendable para todos ellos.

Una reflexión sobre la condición humana , nos habla de éxodo rural, y abandono,de un pueblo de los Pirineos de la España vacía de la soledad, incomunicación,decadencia ,muerte y locura.

Me parece un libro de una tristeza enorme, pero es un libro para mí imprescindible por lo que cuenta, por cómo lo cuenta y por el mensaje que transmite, me gustó tanto que me decidí a hacer una visita a ainielle para rememorar pasajes del libro. Obra maestra.