Mariko siempre ha sabido que, como hija de un importante samurái, su único propósito en la vida era casarse. Aunque su astucia rivalice con la de su hermano y, como a menudo le recuerdan, su físico no sea muy femenino. En cuanto cumple diecisiete años, su familia la envía al palacio imperial para que conozca a su prometido. No obstante, la reunión no llega a producirse debido a un inesperado obstáculo: en el viaje, un clan de mercenarios ataca la comitiva y ella es la única superviviente. Disfrazada de joven campesino, Mariko se infiltra entre sus atacantes para averiguar quién ordenó su asesinato. Pero lo que descubre junto a sus peligrosos compañeros va mucho más allá de lo que esperaba.
Un buen libro, aunque no me emocionó tanto como la “Ira y el amanecer” sí que la autora consigue de nuevo ambientar el libro perfectamente. No hay muchos que transcurran en oriente, y mucho menos en la época en la que lo hace, por lo que sin duda se lleva mis estrellas por ello.