LA INFANCIA DE JESÚS

Novela sobre el olvido y el recuerdo, la familia, la migración a tierras extrañas y el intento de adaptarse a ellas en otro idioma. Hay partes de La infancia de Jesús que nos hacen recordar a Kafla: situaciones extrañas con burocracias y burócratas envolventes. Comenzar de nuevo en otra parte, sin recuerdos, sin pasado. Me trae a la mente América de Kafka. A Coetzee le preguntaron cuál fue el origen del título de la novela, él respondió que hubiera querido que no tenga ninguno, sin embargo la tituló La infancia de Jesús.

No es de las novelas que más me hayan gustado de Coetzee. El tema central es el de la identidad de las personas. En este caso, la de un niño que viaja solo en un barco y es apadrinado por uno de los pasajeros. Narra las peripecias que les ocurren en un pueblo de España al que llegan, intentando buscar el “padrino” una familia de acogida para el niño. Igual no he comprendido la interioridad del relato, pero a mí no me ha enganchado .

Esperando el tercer capítulo para saber qué pasa finalmente.

Hay preguntas que no tienen respuesta, preguntas-nudo, preguntas-faro, preguntas-océano, protopreguntas. Son las preguntas que hace David a los adultos a lo largo de las páginas de esta maravillosa novela “La infancia de Jesús”, la más reciente creación literaria (2013) del premio Nobel, J.M.Coetzee, un libro complejo, que lleva a generar a los lectores una especie de alucinación, cierta incomodidad o perplejidad; es intelectualmente inquietante, por la exigencia que su lectura implica en desentrañar qué objetivo propone su autor, qué tópico social, político, filosófico o religioso se propone plantear. La síntesis es esta: “...un adulto y un niño, Simón y David, llegan juntos a un nuevo país. No hay lazos sanguíneos entre ellos pero Simón está decidido a cuidar del pequeño y ayudarle a encontrar a su madre, aunque la tarea se presume difícil: los habitantes de este nuevo mundo llegan a él sin recuerdos del pasado ni interés por recuperarlos. Y aunque el caso de David “es distinto”, o eso cree Simón, el niño no conoce el nombre de la madre ni sabe qué aspecto tiene. Sus primeros pasos no son fáciles: tienen que dormir en un centro de reubicación, habituarse a comer mal, aprender el funcionamiento de una sociedad distinta en la que sólo se habla español...” Todo lo qué hay que aprender de este mundo aparentemente ordenado, real, se contrapone con la imaginación que subyace en las interrogantes del niño acerca del mundo en que vive, lo que hace de esta novela un verdadero reto, y al mismo tiempo un placer para los lectores. Se las recomiendo. *****