El teatro de Casona trata de crear en el espectador un revulsivo ético basado en la moral occidental y en los mandamientos cristianos laicizados: sus obras pueden considerarse autos, no sacramentales, cargados de enfrentamientos entre virtudes y pecados capitales, dentro de la más depurada concepción evangelizadora. De ahí esa sensación que el lector o espectador posee, a veces, de hallarse en una clase de teología sin theos, en una clase de antropología filosofal a pequeña escala. La barca sin pescador es un buen ejemplo de crítica de aquellos que siempre están dispuestos a saltarse las normas morales para conseguir sus objetivos.
De vez en cuando, hasta las ideas abstractas, necesitamos estirar un poco las piernas
Mientras ustedes se ocupan de la mecánica y la economía, yo sigo ocupándome exclusivamente del alma
A ustedes les pregunto, hombres que todo lo compra y todo lo venden . ¿ cuanto cuesta arrancarse de los oídos un grito de mujer ?