¿Tu padre o tu madre te han hecho sufrir? ¿Ambos? ¿Te has sentido menospreciado, ignorado, perseguido o maltratado por las personas que debían quererte y protegerte? Si te ha pasado, no estás solo. Los padres perfectos no existen, pero muchos son francamente malos. El daño que causan en la autoestima de sus hijos puede ser profundo, y las heridas, difíciles de curar.
Gracias por pretender que yo te amara a pesar de tu crueldad, porque he aprendido que no estoy obligado a cumplir tus expectativas.”
Gracias por dejar que las drogas y el alcohol te mataran, porque de ese modo he comprobado que la autodestrucción no es tan estupenda como creíste en tu juventud.
Gracias por no tener en cuenta mi dolor, porque he aprendido a desprenderme de él.