El telón de fondo de Fragmentos de amor furtivo es la capital mundial de la coca, la ciudad más violenta del planeta, Medellín. Una peste de plomo, dinamita y sangre recorre la ciudad. Como en el Decamerón, los amantes se encierran en las colinas, lejos de la peste, para contar historias que los salven de la muerte.
Me ha resultado aburrido, pesado, raro, no me ha gustado nada. Una historia que parecia al principio original y fresca y se convirtió en un lastre y deseando llegar al final, por lo menos para saber el desenlace. No lo recomiendo, pero para gustos.
Este libro es una crítica, por medio del humor criollo, típico antioqueño, a la condición que se le impuso a la mujer desde siempre, de tener que ser casta para el hombre y de su reprimida libertad sexual. También desde el humor y un poco la caricatura está la visión del amor desde diferentes sujetos, su forma de afrontarlo; desde el hombre de ciencia, el de la filosofía, el del artista y así pasando por ganaderos y hasta un profesor.