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Sinopsis de EXPIACION
Una romántica historia de amor imposible, una durísima narración de guerra y la novela que dentro de la novela escribe uno de los personajes. En la gran casa de campo de la familia Tallis, la madre se ha encerrado en su habitación con migraña y el señor Tallis, un importante funcionario, está, como casi siempre, en Londres. Briony, la hija menor, de trece años, desesperada por ser adulta y ya herida por la literatura, ha escrito una obra de teatro para agasajar a su hermano Leon, que ha terminado sus exámenes en la universidad y hoy vuelve a casa con un amigo. Cecilia, la mayor de los Tallis, también ha regresado hace unos días de Cambridge, donde no ha obtenido las altas notas que esperaba. Quien sí lo ha hecho, en cambio, es Robbie Turner, el brillante hijo de la criada de los Tallis y protegido de la familia, que paga sus estudios. Es el día más caluroso del verano de 1935 y las vidas de los habitantes de la mansión parecen deslizarse, como la novela, con apacible elegancia. Pero si el lector ha aguzado el oído, ya habrá percibido unas sutiles notas disonantes y comienza a esperar el instante en que el gusano que habita en la deliciosa manzana asome la cabeza. ¿Por dónde lo hará? Hay una curiosa tensión entre Cecilia y Robbie. Otra situación potencialmente peligrosa es la de la hermana de la señora Tallis: ha abandonado a su marido, se ha marchado a París con otro hombre y ha enviado a su hija Lola, una quinceañera, sabia y seductora, a casa de sus tíos.
30 reseñas sobre el libro EXPIACION
McEwan juega en otra liga. En la primera parte, descubres que quien escribe es Briony, la pequeña de la familia Tallis. Lo hace recreando un estilo complejo, a veces pretencioso, como si quisiera imitar a Virginia Woolf: son los sueños de una niña que quiere ser una gran escritora. La novela continúa con un giro de ciento ochenta grados y te mete de lleno en un relato bélico, de los mejores que he leído. Y termina con un final excepcional, con un estilo de la ya no pequeña Briony más desnudo, en el que no hay expiación posible para la escritora (y, por ende, para McEwan) , que se desparraman sin el perdón sobre sus manuscritos, el ficticio y el real. Impresionante metanovela.
La novela tiene excesivos niveles de lectura y algunos fragmentos describen bien la sociedad inglesa de los cuarenta. El grave defecto es que juega con el lector contando una parte de la historia que es falsa. Esto es éticamente reprobable, Hitchcock lo hizo una vez y se arrepintió siempre. Aún tratándose de una ficción, la narración tiene lagunas insalvables. De cualquier forma la novela es mucho mejor que su infumable traduccion cinematográfica, salvo el impresionante plano de Dunquerque, un derroche de dinero.
Tengo que admitir que me costó la primera parte porque se me hizo un poca pesada, pero sí disfruté mucho la segunda parte, y la tercera, cuando el relato por fin acelera. Un libro sobre la culpa, con un final excelente.
Me gustó mucho todo el libro, incluso la segunda parte sobre la segunda guerra mundial, no quería parar de leer. Briones una niña mimada asegurar ver algo sin saber que está decisión cambiaría por completo la vida de Robbie, Cecilia y su propia vida. La película me encantó.
Maravillosa novela. Pensé, en mi ignorancia, que sería la típica novela romántica y mi sorpresa fue mayúscula al descubrir una obra magnífica que me sorprendió y me emocionó por partes iguales. Juzguen por ustedes mismos.
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FRASES DEL LIBRO EXPIACION
¿Cómo puede una novelista alcanzar la expiación cuando, con su poder absoluto de decidir desenlaces, ella es también Dios?
Languidecer allí, aburrida y confortable, era una forma de castigo que ella misma se infligía y que estaba teñido de placer, o de la expectativa del mismo; si se marchaba, algo malo podría suceder o, peor aún, algo bueno, algo que no se podía permitir perder.
“Ahora comprendía cuán engañosa era aquella ilusión. Sin raíces, y por tanto fútil. Quería un padre y, por la misma razón, quería ser padre. Era bastante ordinario ver tanta muerte y querer un hijo. Habitual, y por lo tanto humano, y tanto más lo deseaba”.
A medida que se congregaba más gente alrededor del corro, desaparecía el sentimiento remanente de responsabilidad individual. Una temeridad fanfarrona se iba instaurando.
Se sabía de memoria estas últimas líneas y ahora las musitó en la oscuridad. La razón de mi vida. No de vivir, sino de la vida. Ahí estaba el kid. Y ella era la razón de su vida y el porqué debía sobrevivir.
... se sentía una tonta al simular que conocía las emociones de una criatura imaginaria. Al describir la debilidad de un personaje era inevitable exponer la suya propia; el lector no podía no conjeturar que estaba describiéndose a sí misma.
