Un relato que transmite el abandono, la desorientación, el desconcierto y la desesperanza de una persona que sabe que va a morir. El nombre del relato proviene de un pozo situado dentro de la celda en la que se encuentra el protagonista, en la que también se encuentra un péndulo con una guadaña con el que le torturan. En esta obra Poe demuestra su dominio sobre el lenguaje y las técnicas narrativas más efectivas, para involucrar y hacer sentir al lector como un testigo directo de los agobiantes pensamientos y experiencias sufridos por el narrador.
En ese pequeño cuento se resume una parte de la vida que pocos hablan. Si tiene que llegar algo malo, que llegue ahora
Un relato dramático, en un ambiente oscuro y tenebroso, nos llena de expectativa de comienzo a fin, lleno de muchas emociones, impotencia e incertidumbre.
* La sentencia, la espantosa sentencia de muerte, fue la última frase claramente acentuada que llegó a mis oídos* *Cuando nos despertamos del más profundo sueño, rompemos la telaraña de algún sueño. Y, no obstante, un segundo más tarde es tan delicado este tejido, que no recordamos haber soñado* * Quien no se haya desmayado nunca no descubrirá extraños palacios y casas singularmente familiares entre las ardientes llamas; no será el que contemple, flotando en el aire, las visiones melancólicas que el vulgo no puede vislumbrar; no será el que medite sobre el perfume de alguna flor desconocida, ni el que se perderá en el misterio de alguna melodía que nunca hubiese llamado su atención hasta entonces*
Muy interesante para tiempos donde la agonía, la desesperación, y la muerte existencial hacen de las suyas. La recomiendo para un análisis del vivir del ser humano.
“Cuando nos despertamos del más profundo sueño, rompemos la telaraña de algún sueño. Y, no obstante, un segundo más tarde es tan delicado este tejido, que no recordamos haber soñado.”
Cuando nos despertamos del más profundo sueño, rompemos la telaraña de algún sueño. Y, no obstante, un segundo más tarde es tan delicado este tejido, que recordamos haber soñado...
No es que me aterrorizara contemplar cosas horribles, sino que me aterraba la idea de no ver nada
“Transportándome silenciosamente hacia abajo, aún más hacia abajo, cada vez más abajo, hasta que me invadió un vértigo espantoso a la simple idea del infinito en descenso.”
En la muerte... ¡no!, incluso en la tumba no todo se pierde. De lo contrario, no existiría la inmortalidad para el hombre. Al despertarnos del más profundo de los sopores, rompemos el finísimo velo de algún sueño.
Cuando volvemos a la vida después de un desmayo, pasamos por dos momentos: primero, el del sentimiento de la existencia mental o espiritual; segundo, el de la existencia física.