Una historia que comienza en 1915 y está llena de sueños, secretos, pasiones oscuras y amor prohibido en el interior de Australia. En ella asistimos a la gesta de tres generaciones de la familia Cleary, pero sobre todo, somos testigos de la relación sentimental de Meggie con el sacerdote Ralph de Bricassart, un párroco cuya ambición lo lleva a formar parte de los círculos influyentes del Vaticano. Una historia de amor conmovedora, una apasionante lucha entre el deseo y el deber, la vocación y la pasión, pero también una celebración de la individualidad y el espíritu.
Hermoso libro!! Lo leí hace muchos años y lo sigo recordando como una de los libros más maravillosos que tuve el placer de encontrar. Una historia de amor trágica e inolvidable.
Lo leí de adolescente, con 14 o 15 años, y me pareció lo mejor que había leído. PD. No estoy influenciada por la serie, que no he visto
Un clásico, best seller que, según mi opinión, se ha ganado ese lugar! Una historia emocionante, que lejos del romanticismo vainilla, deja un sabor algo amargo, pero atraviesa las distintas etapas de la historia con buena dinámica. Una buena traducción al español completa la obra, que abunda en descripciones sin recaer en detalles densos, con una trama cautivante por momentos y que llama a la reflexión en otros. Lo volvería a leer!
Pude leer su grueso libro.y luego ver la pelicula.Atrapante de principio a fin.Un amor prohibido.Donde por querer aparentar lo que no eran llevaron al sufrimiento.El hijo que nace de esa relacion sin saber la verdad,desea ser cura tambien.Su muerte.Luego lo que les ocurre a los protagonistas.Y al fin luego de años la vida los cruza nuevamente.Jamás dejaron de amarse...Realmente atrapante.
Ojalá hubiese podido llorar... O matar. Cualquier cosa que borrase su dolor.
Había en su alma algo lo bastante viejo y femenino para infundirle el irresistible y egoísta gozo de sentirse necesaria.
Le sonrieron con esa ternura peculiar que reservan las mujeres para el hombre más amado de sus vidas.
Los niños buenos empleaban la derecha; los zurdos eran hijos del demonio, sobre todo si eran pelirojos.
Avergonzado y confuso, como un brillante pájaro traído a casa con las alas recortadas y ahogado su canto en el silencio.