Escrita en clave de humor, El diario de Adán y Eva es una obra de 1906 que recrea la vida de la primera pareja de seres humanos. Aquí, se representa a Adán como un hombre cuya máxima ambición es dedicarse a no hacer nada; Eva, en cambio, es una mujer inquieta que quiere comprender todo y tiene la necesidad de compartirlo. Aunque el autor no señala a quién corresponde cada confesión, se las reconoce ya que los monólogos de los personajes tienen cada uno su propia voz. Los temas religiosos son tratados por Twain en diversas obras, y en este caso le sirvieron para imaginar una crónica del primer amor de la humanidad.
...pero ya empiezo a advertir que el núcleo y el centro de mi naturaleza es el amor y una pasión por lo hermoso.
Descubro que ella es buena compañera. Veo que yo estaría solitario y deprimido sin ella, ahora que he perdido mi propiedad.
Después de todos estos años, veo que estaba equivocado con Eva al principio; es mejor vivir fuera del Jardín con ella que dentro de él sin ella.
Las obras de arte nobles y hermosas no debieran ser sometidas al apuro; y este nuevo mundo majestuoso es por cierto una obra de lo más noble y hermosa.
Y además, quien la tenga la ocultará (la luna); lo sé porque yo misma lo haría.
Cierto instinto me dice que la vigilancia eterna es el precio de la supremacía.