Beatriz Luengo nos descubre la parte más íntima de doce musas que no fueron reconocidas en su momento y en la que, como en un espejo, se refleja para confesar su propia realidad como mujer y artista. Este sincero autorretrato en el que desnuda ante quien la lee es un admirable mosaico literario que une Historia, ficción, poesía y reflexión personal, y reivindica la necesidad de entender la lucha feminista cómo lo que realmente es: un movimiento por los derechos humanos.
No hemos luchado tanto para que ese sea nuestro uso del empoderamiento femenino. Es decir, asumir el rol del hombre de hace cincuenta años que le decía a su mujer: «Yo decido y tú te callas». No se trata de invertir los roles, sino de igualarnos y respetarnos.
Usted es un hombre blanco que conquista con la fuerza de las armas porque todavía no conoce el poder de las palabras
En esta manía de hacernos de menos por nuestro género, la humanidad ha perdido en avances. No cabe duda de que hoy estaríamos un paso por delante en medicina, ciencia, arquitectura... si no se hubiese prohibido a las mujeres el acceso a la educación durante siglos
Toca mis cuerdas, acaricia mis rodillas. Buscame la piel y las cosquillas. Musicaliza mis suspiros con acordes de tus dedos; seré nota con un grito, te haré canción con un te quiero》. -Hazme Música