Dice Alberto Vital en el prólogo: “Los papeles de un gran escritor tienen, sí, carácter de documentos”. Para él, permiten responder a una pregunta: “¿cómo es que Rulfo escribió esas trescientas páginas que Gabriel García Márquez ha puesto a la altura de las de Sófocles, esto es, de uno de los hombres que contribuyeron a fundar la civilización?”. En enero de 1945 Rulfo escribe: “No sé lo que está pasando dentro de mí; pero a cada momento siento que hay algo grande y noble por lo que se puede luchar y vivir. Ese algo grande, para mí, lo eres tú. … Estuve leyendo hace rato a un tipo que se llama Walt Whitman y encontré una cosa que dice: El que camina un minuto sin amor, Camina amortajado hacia su propio funeral. Y esto me hizo recordar que yo siempre anduve paseando mi amor por todas partes, hasta que te encontré a ti y te lo di enteramente”.
Le invertí de tiempo 15 días a este libro y no me arrepiento. ¿Para qué leer Cartas a clara de Juan Rulfo? 1. Por que cada carta es una ventana a entender la vida de este escritor: todo lo que padeció, los lugares en los cuales trabajo, sus anécdotas con sus compañeros, amigos y familia. Y por medio de todo ello, nos damos cuenta que es un artista sensible, con poca solvencia económica, pero con mucho amor a las letras. 2. A través de estas cartas nos muestra que el amor a distancia si se puede llevar y que cada día que pasa, el amor crece más y más. Los párrafos que le dedica Juan a su Muchachita Clara están llenos de sabiduría que adereza con suspiros y miel y que te hacen gritar QUE BONITO ES EL AMOR. 3. Estas 59 cartas que aparecen marcan una evolución de la persona, empezando del joven entusiasta que deja a su amada para conseguir estabilidad económica en otro estado de la república (df), pasando al hombre enamorado que prepara su boda y terminando en el artista y padre cariñoso que no puede vivir sin sus hijos y su esposa. Debo decir que la última carta te mueve los adentros, ya que es la ultima carta a su amada antes de la muerte y saber que murió amando es hermoso. Un texto biográfico narrado de forma diferente y con mucho amor.
Pasarán las peores cosas, los peores días y también los ratos en los cuales uno se siente muy infortunado, pero tú siempre estaras allí, como la luna en la noche, acabando con las malas impresiones del día.
A mí nunca me a gustado ahorrar en vivir (bueno, nunca he ahorrado nada), y yo quiero que ahora estés de acuerdo conmigo. Dicen que la miseria es terrible, pero que la pobreza es hermosa.
Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a dónde tu estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y el fin de todad las cosas.
Estas pláticas que yo tengo con mi conciencia son a veces muy largas, duran días enteros; por eso no resulta que me ponga a contártelas en esta pobre carta. De verdad, cuídate mucho, come y duerme bien y sueña con los angelitos y no en esta cosa maligna que soy yo.