La historia no puede ser tapiz ocultador del tremendo drama vivido por un sector. Drama inenarrable para las víctimas e imposible de comprender para el verdugo. Drama de quienes alimentaron la esperanza en la libertad, la paz, el respeto a la dignidad humana y a la democracia, lucharon para construir una sociedad donde todo esto fuera realidad, y vieron truncados su ideal y sus vidas. Drama de viudas y huérfanos desposeídos, aterrorizados, escarnecidos, humillados, forzados a sufrir la «paz» del vencedor.