En un avión, una mujer escucha a su vecino de vuelo contarle la historia de su vida: su trabajo, su matrimonio y la horrible noche que acaba de pasar enterrando al perro de la familia. Esta mujer es Faye, una escritora que viaja a Europa para promocionar el libro que acaba de publicar. Ya en su destino, sus conversaciones con la gente que se encuentra le revelan al lector las más profundas inquietudes humanas sobre la familia, el amor, la política, el arte, o la justicia y la injusticia. La tensión entre lo que sus interlocutores son y lo que dicen ser se acrecienta a medida que la narración avanza.Tras A contraluz y Tránsito, Prestigio cierra de manera brillante un ciclo narrativo que ha sido celebrado como una de las obras más originales y apasionantes de nuestro tiempo. Una brillante indagación de los límites de las convenciones narrativas con la que Rachel Cusk ha reinventado la forma de escribir una novela hoy en día.
A pesar de las buenas reseñas de la crítica más intelectual, a mí no me ha gustado. Rachel Cusk publicó dos libros anteriores a este donde puso patas arriba su maternidad y matrimonio. La crítica la puso a caldo. Llegó entonces una trilogía a la que pertenece Prestigio. En dicha trilogía elimina la estructura tradicional de la novela: inicio, desarrollo y cierre; y centra la atención en las reflexiones y perspectivas que hacen los personajes a la narradora. Eso es todo. La narradora es simple oyente de las confesiones de gente que se encuentra en un viaje a un evento literario. Me pregunto si acallar la voz de la narradora se trata de una forma de protestar por las críticas a sus primeros libros. En resumen, se me hizo pesado leer un monólogo tras otro y, por otra parte, todos ellos tenían la misma voz narrativa de confesión, a veces poco claros y sesudos. Así y todo, reconozco la profundidad de la novela y la intención renovadora de la autora en un mundo poco dado a los cambios.