Entre enero y julio de 1919, tras la primera guerra mundial, dirigentes de todo el mundo llegaron a París para asistir a la Conferencia de Paz que pondría orden en el mundo. Los tres grandes -Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña- se enfrentaban a una tarea gigantesca: entre ellas levantar a Europa de las ruinas, obtener de Alemania reparaciones de guerra y detener el avance de la revolulción rusa.