NOSOTROS, LOS CASERTA

AURORA VENTURINI

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Sinopsis de NOSOTROS, LOS CASERTA

Esta es una novela novelesca, es decir, que goza de un argumento trepidante y convulso que nos lleva de aquí para allí y que nos sorprende una y otra vez y la siguiente y otra más hasta que la muerte, cerrar el libro, nos separe. Una novela donde la protagonista se desgarra, ama, odia y se odia, se vuelca y revuelca. Ella es Chela, María Micaela Stradolini, la heroína de este melodrama, quien, rodeada de viejos fotos y nostálgicos cachivaches, recuerda los acontecimientos que han ido marcando su vida. Una infancia con caprichos y cuidados de niña bien entre la alta burguesía argentina, en aquellos tiempos en que los ricos también lloraban lágrimas siempre exquisitas y poéticas. Una mamá con sus manías, sus collares de dos vueltas con cuentas de azabache y sus altas pretensiones de pianista fracasada. El dolorido sentir de que mamá no te quiere o quiere más a tu hermana. El nuevo hermanito que nace deforme. Papá, un prócer que te besa al desgaire y te castiga con rigor espartano. Los primos, los secretos, las criadas, los juegos inocentes y los primeros juegos culpables. La vida en el internado y la incomprensión de sus compañeras. El descubrimiento de la literatura. La escritora precoz. Enamoramientos imposibles y amantes disponibles pero conyugalmente ocupados. Viajes a Chile, a París y finalmente a Sicilia, el solar de los Caserta. Allí donde su tía abuela ?reina? entre las ruinas de su estirpe y en donde Chela encontrará las raíces de su singular destino.

1 reseñas sobre el libro NOSOTROS, LOS CASERTA

La Venturini es muy singular en su escritura. Nosotros los Caserta es una tremenda descripción de una familia. Toda familia es difuncional, pero ella les pone una lupa que las deja desnuda. Me resulta divertida y me atrapa mucho


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FRASES DEL LIBRO NOSOTROS, LOS CASERTA

Durante largas noches invernales me abrigaba a mí misma abrazándome. Imaginaba el amoroso reencuentro en la penumbra lila azul, tonalidad en la que se mueven los fieles difuntos. (La foto)


Publicado pordaniela27

Tramaba mi universo íntimo con hilos de prosapia ilustre, aspiraba a una muerte personal, fuera de lo común, que permitiera grabar mis huellas notables en el recuerdo de los otros. Oh, sí... muerte a lo Rilke. (La foto)


Publicado pordaniela27

Llevaba un ramo de rosas, una caja de bombones, un paquete de libros... míos... algo de mi pertenencia, qué extraña sensación. Traía mi alma exultante, dulce como un caramelo de miel. "Esto debe ser la felicidad", pensé. (El concurso)


Publicado pordaniela27

En el agua sólida del brillante de su anular navegaron mis ojos de gaviota sola, en medio de un mar avaro y enemigo, aguas negras de mar adentro, las cuentas azabache de su collar de dos vueltas, de sus colgantes de oro. Madre, ¿por qué no me quisiste un poco? (La foto)


Publicado pordaniela27

Una tarde casi bizantina, platense, densa de tilos y magnolias, turno de diciembre con pinos navideños y confituras, Carlitos Ringuelet me dijo: "Tus ojos anduvieron por el Mediterráneo". Me miré al espejo y no me desagradé. (El departamento)


Publicado pordaniela27

Trago los néctares de su contacto. Manera de incorporármelo. Le he mordido los labios. Lo he mordido tanto. Existo en un estrenado ámbito de amar, tremenda desgracia, despiadado orgasmo para alguien a quien nunca besaron siquiera. (La servilleta)


Publicado pordaniela27