Parece una historia sobre sexo y borracheras, cuando en realidad es un poema sobre el amor y el dolor. El " viejo indecente ", un perdedor nato, se encuentra a los cincuenta años con una creciente reputación literaria, algún dinero en el banco y mujeres: montañas de mujeres. Se le ofrecen en los recitales de poesía, le escriben cartas procaces, le telefonean sin cesar. Y Chinaski las quiere todas, quiere desquitarse de su largos años de forzadas abstinencias. Y, a la vez, este gigantesco maratón sexual es un proceso de aprendizaje, de conocimiento, en el que Bukowskino escatima sarcásticas observaciones sobre sí mismo, y en el que en el machismo de textos anteriores queda seriamente erosionado. Todo ello unido a incontables borracheras: el alcohol en tanto que mecanismo que le permite seguir viviendo, a la par que le destruye. Bukowski parece sugerir que las alternativas -es decir, una carrera más respetable, literaria o la que fuere- son aún más deshumanizadas.
Lo atractivo es que describe una realidad amoral, la vida de Chinaski a los sesenta, que me la creo, por sucia y viciosa que parezca, me la creo. Aunque impresiona la cantidad de alcohol que filtra su hígado, la de mujeres jóvenes que se sienten atraídas por él, o por su obra, pese a aspecto castigado y sus años, y el respeto que muestra hacía ellas, algunas muy cabronas le sacaron las uñas, quizá lo mereciera. Con esa carga en la mochila, es increíble que llegara a su edad con la lucidez de poder escribir tan bien. La recomiendo. Si las novelas te hacen vivir vidas que no podrías haber vivido, agárrate los machos con la de Charles Bukowski.
Todos me disgustaron inmediatamente, ahí sentados actuando como seres inteligentes y superiores. Tratando de anularse entre sí. La peor cosa para un escritor es conocer a otro escritor, y peor que eso, conocer a muchos escritores. Cómo moscas en la misma trampa.
Cuántos más ríos cruzabas, más sabías de ríos, es decir sí sobrevivías a las turbulencias y a las rocas ocultas. Podía ser algo duro, a veces.
Nunca voy exhibiendo mi vulgaridad. Espero que aparezca en su momento.
Ella estaba alli tratando de no mirarme mientras yo clavaba mis ojos en su culo y sus pechos y sus piernas.