Entre 1821 y 1833, la provincia argentina de Corrientes fue el escenario de una serie de procesos políticos y económicos relevantes. Su importancia como enclave estratégico, como puerto mercante y ruta fluvial para el abasto interior y el intercambio comercial la colocó en una posición privilegiada para sentar una organización interna y una política externa de autonomía frente a las otras provincias que, como Buenos Aires, le disputaban a Corrientes el liderazgo nacional.