Tras su primera aventura en solitario -Un dólar cada mil kilómetros-, en esta ocasión el joven Dominique Lapierre viaja, a principios de los cincuenta, junto a su esposa para lanzarse a la extraordinaria aventura de emprender, como luna de miel, un viaje alrededor del mundo. Para este largo recorrido los Lapierre contaban con trescientos dólares y el firme propósito de trabajar en los diferentes destinos que visitaran.