En este libro se estudian los castillos andalusíes, verdaderos protagonistas de los paisajes arqueológicos peninsulares, desde una doble perspectiva. De un lado, se analizan los edificios, examinando sus plantas y sus técnicas constructivas, para intentar marcar las características generales y su evolución en la historia de al-Andalus. Al mismo tiempo que se señalan los programas edilicios emanados del poder estatal, se dibujan las formas surgidas de las comunidades rurales y de las sociedades urbanas. De otro lado, los castillos son elementos fundamentales para el control y la organización del territorio. La dinámica Estado/comunidades campesinas, con las ciudades como organismos de mediación, está presente en la evolución de los conjuntos castrales.