A un terrorista individual se le puede perseguir, neutralizar, arrestar o juzgar, pero cuando es un Estado el que practica el terrorismo desde lo alto de su poder y su impunidad, ¿cuál es el camino de nuestra salvación ,si es que existe un camino?, ¿cómo se podría desenmascarar a un Estado soberano y en la eventualidad castigarlo? Contra éste no existe otra sanción que el veredicto de las urnas. Estas preguntas y otras muchas más están latentes en las páginas de este libro .