El exilio ha sido, desde los tiempos de la dominación colonial, un severo mecanismo regulatorio empleado por los gobiernos latinoamericanos ante su incapacidad de crear modelos de participación verdaderamente populares e inclusivos. La política del destierro y el exilio en América Latina inaugura nuevas rutas teóricas y líneas analíticas para la agenda de investigación, tanto retrospectiva como prospectiva, sobre esta modalidad de intolerancia política; contribuye también a ampliar los estudios de la emigración como práctica de exclusión informal de ciudadanos que se sienten amenazados por vivir en países que sufren disrupciones graves por factores socioeconómicos, étnicos, demográficos y de seguridad.