LA MATANZA DE RECHNITZ

¿Cómo te sentirías si te enteraras que tú familia tuvo un papel protagonista en la II Guerra Mundial? ¿y si ese papel no fue precisamente el de héroe? S. Batthyany expone al público sus propios demonios, a la vez que desmonta el papel de la aristocracia húngara durante el conflicto.

¿Puede un evento cotidiano desencadenar un relato histórico? Tal vez para Sacha Batthyany esto haya sido posible cuando se detuvo a pensar que su vida no había transcurrido más allá de la profesión y la conformación de su propio hogar. Así pues, resulta muy particular la manera en que se confabulan las cosas, para el caso del autor, cuando a partir del titular de un periódico se origina una pregunta, y luego de esa surgen otras más que lo llevan a un espinoso camino por los desconocidos antecedentes familiares. Sacha quizás nos deja ver una edulcorada relación con su padre y un intento por rememorar situaciones particulares que a lo largo de la narrativa resignifican el pasado. Sin embargo, es llamativa la manera en que el autor busca ayuda en el campo del psicoanálisis, y además poder ver reflejada su condición humana a medida que el texto nos expone su habilidad para la indagación periodística. ¿Una tía malvada? ¿Quién fue la abuela topo? ¿Por qué se habla prominentemente de Auschwitz y no tanto de los gulags rusos? Estos son algunos de los interrogantes planteados en la mente de Sacha y que son develados durante su exploración. Adentrarse en este tipo de literatura es también detenerse en ciertas partes para reflexionar sobre los acontecimientos de una época específica frente a la sociedad actual, y quien sabe, tal vez nos de pie para realizar nuestra propia búsqueda en el lastre de nuestro pasado. No menos importante cabría revisar, a modo personal, cuestiones como “¿Quién decide lo que fue verdadero y lo que fue falso? ¿Quién toma las decisiones sobre la historia?”, interrogantes planteados en los recuerdos de uno de los diarios. Es así como se hace interesante llegar al recorrido final del autor quien trata de olfatear un poco en los residuos del sufrimiento originado por las guerras, por la indiferencia y la falta de carácter, pero más allá de ello, el deseo de encontrar un poco de sosiego a un vacío experimentado durante años. Quedaría preguntar entonces a los curiosos lectores ¿estamos seguros de quiénes somos?