En cuanto se produce la tragedia de Romeo y Julieta, la violencia estalla en Verona y el príncipe Escalo ordena a Benvolio Montesco que contraiga matrimonio con Rosalina, de los Capuleto, para sellar la paz entre ambas familias. Sin embargo, Benvolio considera a la joven la causante de todos los conflictos y ella, a su vez, lo detesta e intenta superar sus sentimientos no correspondidos por Escalo. Ambientada justo después de los acontecimientos que Shakespeare expone en Romeo y Julieta, La mala estrella es una novela llena de intrigas y enredos sorprendentes cuya adaptación televisiva, con el título de Still Star-Crossed, produjo Shonda Rhimes (Anatomía de Grey) y se rodó en España.
Oye, pues me ha gustado. No tenía las expectativas muy altas con este libro y, al final, me ha entretenido, me lo he pasado bien. No se va a colar entre mis mejores lecturas del año pero no ha estado nada mal. La mala estrella es un fanfic de Romeo y Julieta y cuenta la historia de los personajes que sobrevivieron Justo después de la gran tragedia de amor entre ambos en el momento en que Montescos y Capuletos deciden convivir en paz en Verona por respeto a los dos jóvenes enamorados. Lo que más me ha gustado de la novela ha sido el estilo de la autora pues, aunque al principio me costó enganchar, ha sabido como darle continuidad sin cargarse el estilo Shakesperiano. Por otro lado, los diálogos me han parecido muy divertidos y con un punto canalla que me ha sacado más de una sonrisa. Creo que la autora ha querido dar vida a uno de los personajes más importantes de Romeo y Julieta y que ni aparece en la obra principal, Rosalina, la gran culpable de todo lo que ocurrió en Verona al rechazar a Romeo y la gran protagonista de La mala estrella. El libro es predecible en buena parte de la historia pero también tiene un par de giros que no ves venir. El ritmo es ágil aunque repetitivo en ocasiones. Y el argumento está bastante bien. Como digo, una novela para pasar el rato y desconectar. Y si eres fan de Romeo y Julieta pues mejor que mejor.
- ¿Qué desperdicio hay en dedicar mi vida a Dios y a socorrer a los pobre? - Bah. Los conventos son para las doncellas feas. Buen día, queridas.