Sobre el fondo del mundo teatral y artístico del París de la primera mitad del siglo XX, Simone de Beauvoir recrea con sólido talento la creación, evolución y disgregación de un triángulo amoroso formado por dos adultos y una jovencita que, a su vez, sirve a la autora para poner en cuestión el modelo burgués de pareja y de familia. En esta impactante novela aparecen ya los grandes temas que caracterizan la obra de Simone de Beauvoir (la libertad, la acción y la libertad individuales), y la profundidad de los personajes y la exploración acerca de sus sentimientos que lleva a acabo la autora convierten La invitada en una de sus mejores obras.
“La invitada” de Simone de Beauvoir es una novela que retrata la vida parisina hacia 1940. Sobre la escena artística y sin la necesidad de aludir explícitamente a actos sexuales, la novela aborda con naturalidad la existencia y las implicaciones de las relaciones abiertas. Lo que destaca de las relaciones y de los personajes que se inmiscuyen en ellas, no es la visceralidad acostumbrada de los actos amorosos en las novelas románticas; no hay actos vigorosamente simbólicos, ni escenas de rebosante sexualidad. El meollo de la reflexión gira entorno a la cotidianeidad de sus vidas, de sus pensamientos recurrentes y sus reacciones respecto a las nociones de libertad, el instinto posesivo, los desbalances de personalidad, el estatus y las relaciones de poder. El lector, con la incursión de “la invitada” en la vida de la pareja inicial, acompaña a los personajes en su camino por descubrir las implicaciones de la vida poligámica. Los personajes mismos se encargan de diferenciar entre las relaciones producto de emociones de un instante y las más sólidas, dejando claro su objetivo amoroso principal. Uno de los dilemas surge cuando dos personas tienen a la misma persona como objetivo. En qué punto se deja de compartir y se empieza a ceder, qué pasa cuando uno mismo deja de ser para dejar ser a otro?