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Sinopsis de LA INVENCION DE LA ARGENTINA

Al romper sus lazos con España, cada nueva nación independiente de América Latina debió forjar rápidamente su identidad nacional. En este libro, Nicolás Shumway traza una historia cultural de los esfuerzos de la Argentina para determinar su naturaleza, su destino y su lugar entre las demás naciones del mundo. La idea de Argentina como nación se desarrolló entre 1808 y 1880, de la mano de figuras tan diversas como Mariano Moreno, Artigas, Echeverría, Sarmiento, Alberdi, Mitre, Hernández y Olegario V. Andrade. El autor analiza las ideologías que subyacen bajo las "ficciones orientadoras" que estos hombres legaron al país, desde los intentos de Hidalgo para realzar el folklore de campo en su poesía gauchesca, hasta los esfuerzos de Mitre por establecer una historia ejemplar. Las ideas contrapuestas sobre la historia y el destino nacionales, los mitos y las utopías del pasado, siguen gravitando aún hoy. Este ensayo lúcido y audaz plantea una cuestión que está en el centro mismo de los conflictos políticos, económicos y sociales del presente.

4 reseñas sobre el libro LA INVENCION DE LA ARGENTINA

La evolución argentina vista con ojos extranjeros. Schumway es norteamericano pero apasionado por la Argentina. Decidió contar a los norteamericanos lo que él entendió del “problema argentino”. Terminó generando gran dicusión y teniendo influencia en Argentina. Menciona algunas características que nota siempre presentes en Argentina, como ser la tendencia a las antinomias y peleas internas más que externas. Menciona que desde Moreno y Saavedra, Argentina estuvo siempre dividida. Unitarios y federales. Peronistas y radicales. En el fondo, Schumway explicó “la grieta” veinticinco años antes que Lanata y los periodistas argentinos. Muy interesante.


Lo que más me gustó del libro es una idea que creo toma de "La decadencia de Occidente" de Spengler: analizar la historia intercalando capítulos político-militares con otros literario-artísticos que muestran el paisaje cultural de la época. Por ejemplo el capítulo del Martin Fierro; Hernández escribe la primera parte siendo un <em>"insurgente"</em> jordanista perseguido, Fierro es un desertor anti-sistema; en la segunda parte, 10 años más tarde, la suerte ha cambiando y Hernández es un rico estanciero de la generación del 80, Martín Fierro se integra y recomienda al gaucho la integración social. Otra cosa interesante son los perfiles de Artigas y Alberdi, que merecieron haber sido nuestros próceres canónicos. Una frase me quedo grabada: <em>"Argentina es como Estados Unidos, pero donde el Sur ganó la guerra civil".</em>


Aunque no pueden negarse los cambios en la retórica argentina, sigue asombrándome hasta qué punto la Argentina moderna sigue con su diálogo con su pasado, como los ecos de los debates del siglo XIX siguen resonando en prácticamente toda discusión que tengan los argentinos sobre sí mismos y su país. Sus fantasmas retóricos sobreviven quizás porque la Argentina nunca se puso de acuerdo respecto de sus ficciones orientadoras. La Argentina es una casa dividida contra sí misma, y lo ha sido al menos desde que Moreno enfrentó a Saavedra, Sarmiento codificó la división en sus inflexibles polaridades de Facundo, en el siglo XX y en nuestro siglo liberales y nacionalistas, peronistas y antiperonistas, republicanos y populistas continúan el debate, a menudo usando argumentos e imágenes heredadas. En el mejor de los casos, las divisiones argentinas llevan a una impasse letárgica en la que nadie sufre demasiado; en lo peor, la rivalidad, sospechas y odios de un grupo por el otro, cada una con su idea distinta de la historia, identidad y el destino. Si bien las crisis recurrentes del país tienen, obviamente, muchas causas y explicaciones, no podemos evitar el sentimiento de que los mitos divergentes de la nacionalidad legados por los hombres que inventaron la Argentina siguen siendo un factor en la búsqueda frustrada de la realización nacional.


" la peculiar mentalidad divisoria creada por los intelectuales del país en el siglo XIX,en la que se enmarcó la primera idea de la Argentina". Eso resume la visión de Shumway. Desde la época de la colonia, se diferenciaron dos grupos diametralmente opuestos en sus conceptos, pero que se entremezclaban en su accionar y en sus objetivos individuales. La generación del 37 ,con su visión progresista y su admiración por Europa, proyectaba una democracia exclusivista, proponiendo un gobierno para el pueblo pero no por el pueblo,( al igual que lo había propuesto anteriormente Moreno). Un gobierno que no abarcaba ni gauchos ni negros ni pobres. Por otro lado la democracia de Artigas, la idea del caudillo paternalista y su vínculo con las masas. También Sarmiento, quien contribuyó con un fuerte legado de división. Nuestro país sigue dominado, 200 años después, por una sociedad de opositores, interesada en la humillación del contrincante más que en la búsqueda de líneas en común. Shumway relata nuestra grieta desde la concepción de la Argentina cómo tal. No podría decirles si saber esto en detalle me resulta desahuciante o analgésico.


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