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Sinopsis de LA CASA DE BERNARDA ALBA

Una trágica visión del alma humana universal, de la sociedad y, de la realidad española de 1936. Tras la muerte de su segundo marido, Antonio María Benavides, Bernarda Alba decide recluirse y guardar rigurosísimo luto, tanto ella como sus cinco hijas. El luto es roto por la llegada de Pepe el Romano, que pretende a la mayor, Angustias. Si bien es una costumbre real, Lorca lo retrata insinuando que además de ser "un drama de las mujeres en los pueblos de España", tiene también la intención de documental fotográfico.

64 reseñas sobre el libro LA CASA DE BERNARDA ALBA

Una obra de estas características merece el beneplácito de todos los escritores y lectores que amamos la literatura y le damos a la imaginación forma de silencio, ruido, respeto, noche, letargo, dinamita y honor. Más allá de expresar lo obvio, quiero resaltar la maravillosa función que hace el Teatro Lara escenificado una parodia en memoria de este personaje tan peculiar de convicciones firmes, corazón frío y afabilidad inexistente en cuanto al trato proporcionado a sus hijas, a su madre, al servicio de la casa y a todo un pueblo temeroso de ella, Bernarda Alba es la viva imagen de la necesidad que ha creado la sociedad desde hace ya algún tiempo de mostrar lo que aparenta y no lo que es. Esta obra teatral, llamada "Ausencia de Bernarda" es una de las muchas razones que te conectan con el teatro y te hacen amar hasta al personaje más gañán y desdichado y dejar que broten las emociones de nuevo en un corazón que deja de esclavizar al tiempo cuando entra en el teatro y siente que no le falta nada.


Un clásico muy corto de éste gran autor, para disfrutar en un solo día. Me encantan las historias de épocas pasadas para conocer otras tradiciones, aunque aquí Doña Bernarda, siendo madre de cinco hijas solteras, exagera y las somete a ocho años de luto riguroso tras la muerte de su padre. La mayor está por casarse, pero el encerramiento forzozo, obligadas siempre a bordar sin salir de casa, preocupada por el qué dirán y tratando de la reputación inmaculada de sus hijas, traerá como consecuencia una serie de sucesos dramáticos y un final sorpresivo e imprevisto. me resultó una lectura muy agradable.


Esta es la última obra teatral que escribió García Lorca. En ella se contraponen dos fuerzas: el principio de autoridad, representado por Bernarda Alba; y el principio de libertad, representado por sus hijas.


La casa de Bernarda Alba es una obra de teatro escrita por el autor Federico García Lorca en el año 1936 en la que en tres actos, retrata  la historia de Bernarda, una mujer autoritaria quien a sus 60 años enviuda por segunda vez  por lo que decide llevar luto por 8 años, de igual forma somete a sus cinco hijas y dos criadas a sus mandatos extremistas.  El autor hace énfasis en la España de principios del siglo XX, señalando una sociedad tradicional violenta en la  que la mujer ocupa un papel secundario, el fanatismo religioso estaba en boga y la intimidad un completo tabú. Esto origina una relación insana entre las hermanas, quienes buscan liberar  su frustración exteriorizado odio y envidia entre si. Cada una busca liberarse de la opresión  de su madre a su manera, pero para ello comienzan a destruirse.  En el libro se muestran detalles de la época como que las mujeres son oprimidas, no pueden ejercer su libertad sin la compañía de un hombre, además terminan siendo severamente juzgadas  por la sociedad debido  el más leve accionar que les parezca inmoral, cuando el otro género los comete a diario y  no son juzgados a pesar de  actos mucho más alarmantes.  El pensamiento es restringido nadie tiene derecho a opinar ni a decidir por sí misma, porque según Bernarda es la única que sabe lo que conviene y todos deben obedecerle.  García Lorca era un visionario, la trama sigue causando expectación aún muchos años después de salir a la luz, debido a la temática desarrollada, una que sigue cobrando vigencia. No se puede negar que la sociedad a pesar de sus avances tecnológicos y científicos sigue conservando actitudes deplorables que frenan la evolución, en especial si se trata  de países latinoamericanos.  Bernarda constituye el dilema arcaico de dominio, clasismo, violencia psicológica, fanatismo religioso y moralista. Algo que me parece bastante acertado por parte del autor, son los nombres de las hijas de Bernarda: Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela, cada una con una personalidad definida, las adversidades a las que se enfrentan están vinculadas a sus nombres.  Tenemos a Angustias, la mayor de las hermanas, hija de su primer matrimonio, a ella pertenece la fortuna heredada por su padre, pero no puede disponer de ella hasta que se case. Es alguien que ve el matrimonio como una llave para escapar de la prisión en la que considera ha crecido con su madre.  Luego está Magdalena, la segunda, quien ha sentido más que nadie el fallecimiento de su padre, el segundo esposo se Bernarda. Es quien sufre al ver el descontrol que puede darse dentro de un hogar estricto. Amelia la  tercera y quien adolece los infortunios que su propia madre establece para tenerlas bajo su yugo.  Tenemos a Martirio quien hace honor a su nombre en más de una ocasión, al ser el origen de discusiones y  quien expone a aquellas hermanas  de las que siente  mayor  envidia. Y finalmente tenemos a Adela, la hija menor y quien más se revela ante la autoridad de su madre, la reta en todo momento y busca ser libre y feliz según sus propias convicciones. Un personaje de suma importancia es Poncia, quien   es testigo de todos los sucesos, está al tanto de cada acción, ni la misma Bernarda tiene ese crédito, además es la única capaz de decirle sus verdades  a la cara, no se contiene cuando se trata de ello, a pesar del temor que la matriarca pueda causar.  Otro destacable es Pepe el Romano, la manzana de la discordia, alguien que se mencionó constantemente, más nunca lo observamos, permitiendo que cada lector  imagine su aspecto físico, es el centro de los problemas que se desarrollan dentro de la casa de Bernarda. Los escenarios son escasos, pero suficientes para que transcurra la historia, colores neutros como el blanco y el negro son muy destacados, mostrando con ello el lugubre escenario que la matriarca conserva al punto de ser comparado con un convento o la misma prisión. Si bien la trama se desarrolla en el interior de la casa, no se puede negar que situaciones externas, acompañan y consolidan lo que sucede allí mismo.  Al final la casa de Bernarda Alba constituye un recinto de pesar, amargura, autoridad déspota y apariencia, sobre todo esta última, debido a que durante la historia se  enfatizó el hecho  que Bernarda  se empeña en  establecer condiciones tiránicas  a las que quienes están bajo su techo, se deben someter sin queja alguna con el propósito de no ser origen de escándalo y de habladurías de la gente.  Ha sido toda una experiencia incursionar en el teatro, la narrativa fluida y los diálogos bien ejecutados, me llevaron a disfrutar al máximo de esta obra, además permitió imaginar las posibilidades que hubiesen podido ejecutarse si las circunstancias fueran otras. Debe ser una obra que todo lector tiene que conocer. La recomiendo ampliamente. 


Esta obra ha sido un viaje al pasado, un pasado que tristemente está aún muy cercano. Lorca no ha podido retratar mejor a sus personajes, realmente parecía que estaba escuchando una de tantas batallas de mi abuela... La obra en sí es horrible al mismo tiempo que brillante. Es alucinante ver como una madre y sus hijas viven el luto de su recién fallecido padre y que lo más importante para la primera sea el que dirán y los cuchicheos de las vecinas y lo más importante para las segundas sea escapar de esa casa. Ochenta años después, estas siguen siendo las prioridades de una madre y de sus hijas. Por otro lado, que tres de las hijas de Bernarda estén enamoradas del mismo hombre, al que no conocen más que el ratito que lo ven a través de la reja de una ventana, y que se peleen entre ellas por él, nos demuestra una vez más la imperiosa necesidad que tiene una mujer de sentirse "protegida" por un hombre. Hombre que, por cierto, será un machista profundo de la época. En fin, no había tenido el gusto de leer el teatro del gran maravilloso poeta que es Federico G. L. y lo cierto es que aunque no es el reflejo de la sociedad que queremos si no de la que fuimos y, desgraciadamente aún somos en algunos lugares de España, es una obra rápida e intensa que al final te deja con un pellizco en el estómago y con un sabor amargo en la boca. Mal cuerpo, vaya.


Mi obra por excelencia, siempre que la leo acabo con la piel de gallina. La clásica historia de pueblo que se ocultaba para evitar los corrillos y el final con una Bernarda Alba que demuestra la fuerza y despotismo que la hizo tan famosa y que cierra la obra con una frase que define perfectamente la situación social de aquella época. Maravillosa.


Esta obra es algo especial para mi. Fue un regalo que me hicieron mis maestros cuando acabé mis estudios primarios, la antigua EGB. Siempre lo tuve como una posesión importante, porque fue mi primer libro en propiedad. No obstante, nunca tuve interés por leerlo pues, primero, yo estaba lejos de gustos literarios más allá del tebeo, donde Mortadelo y Filemón eran mi principal lectura y ,segundo, la temática no es la que más anima a un niño de 13 años a abrir un libro. Hoy día, a mis 43 años, me lanzo a leerlo y lo deboro en 2 días. ¿Por qué? La figura de Federico García Lorca infunde respeto, representa el talento, y el virtuosismo a la vez, un joven talento que ilustró como nadie lo más oscuro y trágico que habitaba en el alma de la España profunda que le tocó conocer. Le fascinaba la cultura popular y la representaba de forma descarnada y sin filtros. Al ver un documental sobre sus últimos días, y saber que La casa de Bernarda Alba fue acabada tan sólo 2 meses antes de su asesinato, me obligó a desempolvar este libro tanto tiempo guardado, y reencontrarme con su autor, a tan pocos días de su trágico final. Hoy en día, aún cuando no sabemos todavía dónde su cuerpo yace, el mejor de los homenajes es leer cualquiera de sus obras y que al menos permanezca vivo entre nuestras lecturas.


"Ella, la más aseada; ella, la más decente; ella, la más alta. Buen descanso ganó su pobre marido". La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Cualquiera que me conozca dirá ¿qué hace Eva leyendo teatro? Pues eso, salir de mi zona de confort, pero ya que salgo, ando por terrenos sólidos puesto que ¿quién no ha leído esta maravilla o quién no la ha visto representada alguna vez? Pues hasta anoche, yo misma, pero he puesto fin a este escollo en un alarde de valentía, como a muchos otros durante mi vida. Bueno, manos a la obra, nunca mejor dicho. Federico García Lorca nos cuenta de forma magistral la historia de una familia de posibles en el ámbito rural cuyo padre acaba de morir pero donde claramente es la madre, Bernarda Alba, la que ata y dirige con mano firme el devenir de sus pertenencias materiales y, sobre todo, la virtud de sus cinco hijas solteras. Pero más allá vemos que en realidad se trata de la historia de mujeres, pero de mujeres supeditadas siempre al hombre, en concreto a dos hombres que, curiosamente, nunca entran en escena y cuyos tentáculos flotan en el ambiente por medio de la enorme presión que ejerce en esta familia la sociedad patriarcal y que Lorca critica tan duramente a lo largo del libreto. Por un lado el padre que, aun de forma pasiva, al morir condena a su familia, conformada exclusivamente por féminas, a un luto extremo bajo la mirada atenta de Bernarda, pues no hay peor machismo y conservadurismo que el que enarbola una mujer, ya que es mucho más reaccionario, rancio, retrógrado y radical. Y por otro lado la figura del hombre encarnado en el personaje no visible, pero en boca de todas, de Pepe el Romano, el pretendiente comunal (bueno, en realidad, el de la hermana mayor) que simboliza la pasión y los bajos instintos pero en realidad no es sino un perpetuador de su papel tutelar hacia la mujer. Y ojo al consejo que le da la madre a Angustias, la primogénita, su prometida: "No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos". Tras la muerte del padre de familia, Bernarda impone "por el qué dirán" un riguroso luto y un encierro permanente, transformando la casa en una hermética prisión que asfixia a las mujeres que la habitan, al menos así ocurre a priori, puesto que más de una está ávida de sueños por cumplir y ocho años de luto son una eternidad. Es un texto plagado de simbología y por ello me ha parecido fantástico, porque posee varios niveles de lectura a pesar de su simpleza aparente. Nada que ver con la realidad. Destaco sobre todo la presencia de dos elementos que me han llamado mucho la atención. El color negro generalizado, como símbolo del luto y la muerte, una muerte en vida que impone una prisión dentro del hogar, una cárcel y un enorme mausoleo donde la existencia se marchita y se consume. El otro elemento es el bastón de Bernarda, que cuando golpea contra el suelo o contra sus cuerpos, las hijas ya saben que de nuevo un gélido cuchillo cortará sus alas… pero siempre hay alas y alas y algunas solo están hechas para volar lejos, muy lejos. "Nacer mujer es el mayor castigo". A menudo, hablando con mis hijos acerca de la lucha del feminismo les digo que como mujer, soy una privilegiada puesto que he tenido la suerte de nacer en este tiempo y en esta parte del mundo. Queda mucho por lo que luchar, muchos sueños que recuperar y derechos que conseguir y lo que quiero para mí lo quiero para el resto de mujeres. Por las del pasado nada puedo hacer salvo aplaudir sus logros, recuperar su memoria e intentar hacerlas visibles, conociéndolas y dándoles el lugar que les corresponde en la Historia. Por las del presente, de un modo u otro, estamos luchando por ellas y mucho nos queda por hacer. Por las del futuro, espero que nuestra aportación sea definitiva, porque todas ellas serán nuestras hijas y ninguna de nosotras ya somos Bernarda Alba. O, al menos, no deberíamos serlo. Nuestras hijas no lo merecen.


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FRASES DEL LIBRO LA CASA DE BERNARDA ALBA

Cuando una no puede con el mar lo más fácil es volver las espaldas para no verlo.


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Tirana de todos los que la rodean. Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres durante un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que lleva en su maldita cara. ¡Limpia, limpia ese vidriado!


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ADELA.— Se les perdona todo. AMELIA.— Nacer mujer es el mayor castigo. MAGDALENA.— Y ni nuestros ojos siquiera nos pertenecen.


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Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio!  ¡A callar he dicho!  Las lágrimas cuando estés sola. ¡Nos hundiremos todas en un mar de luto! Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!


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Treinta años lavando sus sábanas;treinta años comiendo sus sobras; noches en vela cuando tose;días enteros mirando por la rendija para espiar a los vecinos y llevarle el cuento;vida sin secretos una con otra, y sin embargo, ¡Maldita sea! ¡Mal dolor de clavo le pinche en los ojos!


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