LA AUTOPISTA LINCOLN

La comparación con Un caballero en Moscú es inevitable. Uno, circunscrito a un hotel, donde todo pasa y todo queda, diría el poeta. El otro, éste de la autopista, nos lleva al galope de un Studebaker por las anchas inmensidades del corazón de Estados Unidos, allá por 1954. Si entre ambos libros de Mr. Towles se diera una competencia como si fuera una carrera de caballos campestre, mi abuelo Pedro hubiera dicho que el corcel ganador apenas “botó mano” en la línea de meta. En el hipódromo diríamos que el fallo fue fotográfico ¿A favor de quién? Pues no lo sé. Necesito tiempo para terminar de degustar este manjar, que aún está muy fresco en mis sentidos. En cambio, el caballero en Moscú, después de más de dos años de haberlo leído, aún resuena en mi recuerdo con su épica y su magia. Un viaje a todo dar, desde Nebraska a Nueva York, desde el campo a la reina de las ciudades, con paradas y desvíos en que todo es un nuevo mundo, para una pandilla de tres jóvenes adolescentes y un niño, todos huérfanos, todos vulnerables a más no poder. Para ellos todo es comenzar. Su equipamiento para la vida está condicionado por sus familias disfuncionales, por padres que los han marcado desde sus desapariciones, errores y propósitos fallidos. De estilo sencillo, es ante todo una novela inteligente, que va plasmando descripciones de lugares y situaciones, y de personajes a cual mejor retratado y es tal vez allí donde reside la fuerza de una narración que no desmejora hasta llegar al desenlace con un final que puede o no gustar, pero es un gran cierre, para las 589 páginas de este libro con aroma a clásico. La novela también es el retrato social de una época, de la vida rural, de los suburbios de la gran ciudad, de los mundos marginales y también de los que cuentan con el dinero y el abolengo y pueden preocuparse de la tradición y los valores de un país, que ha ganado recién la guerra y así, miran las cosas desde arriba de la pirámide. El niño Billy, estructurado y sabelotodo para su edad, va para todos lados con su libro de cabecera. Es el “Compendio de héroes, aventureros y otros viajeros intrépidos”. Teseo, Hércules, Aquiles, César, Alejandro, y muchos otros, históricos o míticos. Naturalmente, él quiere ser como ellos. Y justo hay un capítulo en blanco, el veinticinco del libro, para que sea completado por el propio lector, o sea él, con su viaje o su hazaña. Pero Billy no lo escribirá desde el principio. Él lo quiere hacer en “media res”, o sea partirá su narración en medio de su historia, en vez de en el comienzo. Y así, cada cual tiene su expectativa y duerme abrigado por una esperanza. Un sueño nítido para uno. Otro tiene su propósito y su plan súper estudiado y evaluado. Otro, no tendrá nada, y tampoco sabe que es el que más peligros enfrenta, porque es un ser bueno, ingenuo y sin malicia. Y el otro es un superviviente, que cuál lancha con motor fuera de borda, arremete de frente a toda velocidad, sin conciencia de los efectos laterales de sus acciones. Y en medio de estos muchachos, está Sally, la chica campesina, que lucha contra la inercia que parece regir su vida. Quiero decir, que Towles nos entrega protagonistas entrañables y una galería de personajes de antología, de todas condiciones y oficios, si es que los tienen, y que van viviendo situaciones, que muchas veces terminan en píldoras filosóficas, históricas, mitológicas, literarias, sociológicas y siempre relacionadas al funcionamiento general del mundo. Y allí está, creo yo, ese sentido universal, que nos hace involucrarnos y disfrutar con esta delicia de libro, con esta magnífica lectura, que nos recuerda que a diferencia de una autopista que transcurre linealmente por la llanura, por fortuna, la vida es un viaje de opciones diversas. Sin embargo, las opciones que se asuman, se deben elegir bien.

La autopista Lincon es la última novela de Amor Towles. La he leído en primer lugar debido a las reseñas que indican que su anterior novela es difícil de superar. Así pues me inicio con la pluma de este autor en una novela que tiene por objeto comenzar de nuevo. Emmet un chico que ha pasado unos meses en un correccional, tras perder a su padre, regresa a casa para, junto a su hermano pequeño, emprender una nueva vida, dejando todo atrás. Las circunstancias hacen que su viaje sufra diferentes variaciones a causa de unas amistades, haciendo que nuestros protagonistas vayan de Herodes a Pilatos, de aventura en aventura, en las que conocen a diferentes personajes. Todos ellos con una historia que contar; excombatientes que incomodan a la sociedad, racismo, drogodependendientes, vividores, mujeres enclaustradas en el papel de amas de casa, la huida del campo a las grandes ciudades… Parece como si Towles quiere mostrarnos que actuamos en arreglo a la educación recibida y que no podemos salirnos de ese camino, o que es muy difícil hacerlo. Y al mismo tiempo nos muestra que no debe juzgarse a nadie sin conocer su historia ni las circunstancias que le han hecho ser como son. La novela está narrada en primera persona por cada uno de los personajes principales y en tercera persona por los secundarios y, bajo el punto de vista de cada uno, nos relata el magnífico viaje que supone atravesar Estados Unidos en los años cincuenta, y las peripecias vividas cuando te encuentras sin dinero o medio de transporte. Además, Amor Towles nos hace estar en tensión en cada capítulo por la suerte que corren algunos personajes, haciendo que el lector se pregunte una y otra vez cómo acabará la historia. Y desde luego el final es sorprendente y Towles se toma la justicia por su mano. A mí personalmente me ha gustado mucho porque principalmente es una novela de personajes y si ya sentía curiosidad antes de conocer su pluma, ahora todavía más por leer su afamada novela Un caballero en Moscú

Una de las lecturas del año, de esas historias que después de leer la primera linea ya sabes que no la dejaras ni un momento, quieres saber lo que les pasará a los personajes, por donde discurrirá la historia y todas las sorpresas que te irás llevando. Pero hacer una reseña no resulta fácil, enseguida puedes estar contando cualquier detalle que deshaga la magia, el misterio y las sorpresas de este viaje por la America de los años 50. Un viaje donde 4 jovenes iniciaran un viaje que cada uno les llevará a diferentes vivencias que les conducirá a un final inesperado pero donde todos habrán sacado sus valiosas experiencias. Los personajes y su tratamiento son magistrales, su narrativa unos en tercera persona, otros en primera para darles una fuerza especial, todos diferentes, incluso puede parecer que algunos a las antípodas de otros, pero que con sus historias irán creando una historia fuerte y consistente. Tenemos el apaciguamento de quien ha pagado por sus actos, el inconformista que siempre quiere algo más, la inocencia y vitalidad de un niño y aquel que por sus problemas se va conformando con lo que hacen los demás. Y sin olvidar los pocos personajes secundarios que van salpicando el viaje, una pequeña representación de la America de los 50, tanto la rural como la que habitan una gran ciudad como Nueva York y el libro que durante todo el viaje va leyendo el más pequeño que es el secundario más importante. Todos los personajes se hacen querer a su manera, y quieres saber sus acciones, perdonando los malos actos y celebrando los buenos. Ha sido una de mis lecturas del año, y una sólida recomendación fuera del gusto particular por géneros concretos. Más que una novela de viajes, es una novela de aventuras y de iniciación donde los personajes intentan siempre actuar con bondad aunque no siempre lo consigan.

Simplemente magnífica

Una encantadora novela, con la frescura de sus personajes adolescentes, su inocencia, su confusión, sus dudas, sus convicciones, su escasa madurez, todo nos lleva a explorar la sociedad norteamericana de los años cincuenta, un mix entre lo rural y lo urbano, pero siempre desde esa perspectiva juvenil que le da su impronta. Todos los personajes principales son queribles ,aunque no todas sus acciones estén siempre del lado del bien, la energía que los impulsa es positiva pero no los conduce precisamente al bien buscado. Todos tienen un gran corazón, pero no tienen idea de como medir las consecuencias de sus actos ni los efectos sobre sus seres queridos. Todos buscan lo mejor, pero se equivocan y se van enredando en el camino, lo que explica que tres de los protagonistas se hayan conocido en un reformatorio juvenil. La disponibilidad de caminos a seguir los confunden y se transforman,para algunos, en verdaderos laberintos sin salida. El final, para mi gusto, no está a la altura del desarrollo brillante de la historia, pero el resultado es una lectura refrescante y entretenida.

Pues el libro me ha gustado pero no ha llegado a entusiasmarme. Le falta gancho y le sobran 100 páginas. Los temas que trata, el paso de la adolescencia a la adultez, la búsqueda de tu lugar en la vida, la amistad, la relación entre hermanos, la carretera como símbolo de nuestro camino en la vida... están bien tratados y los personajes son atractivos y bien perfilados pero... para mi gusto, le falta un poquito de pasión y con 100 páginas menos habría sido una lectura más ágil y disfrutable.

Espléndida,absorbente , muy bien escrita

Es un buen libro, con unos personajes muy trabajados y una historia impresionante. Un placer de lectura.