En 1980, Montserrat Roig permaneció dos meses en Leningrado. Había sido invitada por una editorial soviética para escribir un libro sobre el asedio de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. La aguja dorada recoge esa experiencia y la recrea desde dos perspectivas distintas. Por un lado, nos acerca a los museos, al Palacio de invierno, a la nieve, al río Neva, a las noches blancas, a la gran poeta Anna Ajmatova, a Tolstoi, a Pushkin... Por otro, nos desvela el impresionante testimonio de los novecientos días de sitio, conservado dolorosamente en la memoria de los supervivientes.