1. ALIBRATE
  2. PSICOLOGÍA Y AUTOAYUDA
  3. ÉRASE UNA VEZ UN HIMEN

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Sinopsis de ÉRASE UNA VEZ UN HIMEN

DIRECTA, REALISTA, NO APTA PARA MENORES ¿Alguna vez has escuchado la frase "Todos los hombres son iguales"? Esta historia está escrita pensando en las mujeres; ¿se atreverán a leerla los hombres? Acompañadas de un aromático café, Teresa y Raquel disfrutan de su reencuentro. En una larga plática, traen a la memoria cómo el destino las había separado y se dan cuenta de cómo el mismo destino se encargó de hacerlas coincidir. Entre preguntas y comentarios descubren que su educación, la influencia de sus madres y sus propias circunstancias, fueron marcando sus vidas íntimas, matrimoniales y aún su propia autoestima, poniéndolas en situaciones tan distintas, pero con un contexto en común, con una pregunta que queda en el aire: ¿Todos los hombres son iguales? Y tú… ¿Qué opinas?

3 reseñas sobre el libro ÉRASE UNA VEZ UN HIMEN

Esta no es en realidad una novela sino una conversación entre dos amigas, y es (o no) para meditar; pues lleva un solo mensaje: aunque somos el producto de nuestro propio entorno, tenemos la libertad de decisión. Esta es una misma historia, tres protagonistas, tres secciones narrada desde el punto de vista de cada una. Cada sección complementa la otra para dar un panorama general. El lector tiene la libertad de empatizar con la protagonista de su elección.


Malísimo. Nunca había visto un libro tan penoso. Te presenta a dos mujeres, una apasionada y que se deja llevar, otra que considera que hay que reprimirse, y que casualidad que esta segunda es a l que mejor le va en su vida amorosa. Nunca había visto un libro tan penoso. Los diálogos me parecen muy forzados y artificiales, y los personajes no tienen vida


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FRASES DEL LIBRO ÉRASE UNA VEZ UN HIMEN

Y qué decir del sexo, pues crecí en una época donde se le exigía pureza total a la mujer, y libertad sexual para el hombre; el sexo era exclusivo para el matrimonio, pero sin garantía de satisfacción.


Lloré toda la noche, quería sacar mi enojo, quería destrozarlo todo. Le rompí sus pocas camisas que había dejado, estrellé su perfume contra la pared; después de dejar salir toda mi ira y mi llanto, me calmé y hablé con mi madre.


Recordé cómo mi mamá me decía que la labor de una mujer en su hogar era muy valiosa, que las mujeres éramos los pilares de la sociedad,


Una vez más había comprobado lo que ya sabía: todos son iguales. Decepcionada y llena de rabia, me levanté de prisa propinándole una fuerte cachetada. ¡Qué bien se sintió aquello!


Nos metimos a un café de la plaza. Desde que entramos pude saborear ese delicioso aroma a café tostado. Luego de que nos tomaron la orden, en cuanto se fue la empleada nos pusimos al día.


Raquel: —Oyes, qué bien se miraban tú y José el otro día —comencé, tratando de fingir una sonrisa. Versus Teresa: —Oyes, qué bien se miraban tú y José el otro día. Los felicito —dijo contenta, con unas palmaditas en la mano.