En algún lugar del mundo. En alguna ciudad que usted conoce. Quizás en su vecindario... El arquitecto Leon Nader y su mujer, Natalie, acaban de instalarse en un bonito piso. Una mañana, Natalie empieza a empaquetar sus cosas y abandona rápidamente la vivienda, con la cara amoratada y los brazos heridos. Leon sale en su búsqueda desconcertado y pronto se da cuenta de que Natalie ha desaparecido. Leon, quien padecía sonambulismo cuando era pequeño, había llegado a recibir tratamiento psiquiátrico debido a su comportamiento agresivo mientras dormía. Ahora piensa que la desaparición de su esposa puede estar relacionada con su antigua enfermedad. ¿Será él el único culpable? ¿Pudo hacerle algo a Natalie mientras dormía?
Aún conociendo al autor y sabiendo que iba a jugar con mi mente, nunca pensé que sería para tanto, jeje. A ratos estaba tan perdida que no sabía si lo mismo estaba soñando yo también... Aún con todo esto (o quizás precisamente por ello) es un libro que me ha gustado bastante, aunque no creo que sea el mejor del autor.
Es un excelente thriller suspenso psicológico, lo recomiendo. Otra novela de este escritor que tuve la adrenalina altísima, me sentía que estaba ahí adentro por favor. Los finales de cada capítulo dejan un gancho para seguir leyendo. Hasta el final no te enteras realmente la verdad. Nunca me pasó me quede con la intriga del final.
Las fotografías son un indicador. Cuanto más enamorado está el fotógrafo de su objeto, mejor es la fotografía.
… Lo que destruye a todos los matrimonios no son las disputas sino la indiferencia».
Mi llave. La maqueta. La señal del teléfono… Todo vuelve a estar ahí. Lo único que sigue sin aparecer es mi juicio.
—Las fotografías son un indicador. —Le pasó la polaroid—. Cuanto más enamorado está el fotógrafo de su objeto, mejor es la fotografía.