Empecé leyéndolo, creyendo que trataría sobre algo de mitología griega y al inicio cada vez que se mencionaba a "La Reina, la Blanca" esperaba en cualquier momento el pistoletazo de salida a un relato de fantasía, pero no, y eso me pasa por emocionarme con la autora y no leer antes la sinopsis. Sin embargo no me arrepiento ni por un párrafo leído, a cada obra que leo de ésta autora compruebo porqué es de mis preferidas, una sorpresa rotunda este libro donde descubrí que el Tártaro más allá del mito griego de ser el lugar físico más profundo y torturoso del infierno, es también un estado sensible, un padecimiento del alma. "Historias tártaras" así se denominan a esas vidas trágicas, oscuras y pantanosas, lamentables por donde se miren y Sofía Zarzamala tuvo una de esas, en un relato que transcurre a lo largo de un día completo ella vuelve a recorrer sin quererlo toda su historia hasta enfrentarse con los más terribles demonios de su infierno. Lo padecí con ella, la detesté a ratos, compadecí su dolor, su incertidumbre y llegó un punto en que como ella ya no vi salida a su oscuridad. Es impresionante como en un día de vida ella devela tanto de si misma, se confronta de manera personal pero con el miedo carcomiéndole las venas. Es intenso, desolador, denso, profundo y a la vez gratificante por hallar luz al final del túnel y saber que existe esa posibilidad de decisión, de llevar las cicatrices a cuestas pero sin dejar que éstas nos condicionen la existencia y sin escudarnos en ellas para no vivir. Me deja una tranquilidad inusual, y unas ganas tremendas de leer El Caballero de la Rosa que se menciona en su totalidad, otra historia tártara.