EL BONOBO Y LOS DIEZ MANDAMIENTOS

Muy interesante la demostración de de Waal de que la moral tiene su origen en los animales. Me ha convencido. Yo siempre había pensado que la ética y la moral nacían con el ser humano. De Waal nos muestra cómo muchos mamíferos y en particular los simios y sobre todo los chimpancés y bonobos muestran no sólo sentimientos, si no también empatía, altruismo, generosidad, sometimiento a normas sociales y sentimiento de justicia. El ser humano simplemente ha desarrollado unos principio éticos que ya están presentes en nuestros primos hermanos. No estoy tan de acuerdo con el autor sobre su opinión sobre el ateísmo. Se la tiene jurada a los líderes del ateísmo actual en USA y les recrimina, desde mi punto de vista, injustamente, su beligerancia antirreligiosa. En muchas ocasiones los argumentos de de Waal contra los divulgadores del ateísmo son falaces y otras un poco petulantes. Lo mismo me ocurre cuando arremete contra la ciencia y, sobre todo, contra el utilitarismo: una falacia detrás de otra. Defiende la, para mi indefendible, teoría de los magisterios separados entre ciencia y religión. Como si existiese un campo del conocimiento en el que la religión tuviera algo que decir y la ciencia ahí tuviera que callarse. La religión es una forma de vida, no una vía de conocimiento. Está basada en una creencia no racional, heredada de un ambiente cultural, y es dogmática, no puede cambiar sus dictados o principios en función de un conocimiento más preciso o detallado. No tiene ningún sentido hablar de magisterios separados, porque la religión, al no ser una fuente de conocimiento, no nos puede enseñar nada. Nos indica una forma de vivir o de soñar. Quizá, en el mejor delos casos, de ser ciegamente felices. Pero no nos abre los ojos. De Waal hace trampa y da a entender que cualquier cosa que corresponda al ámbito de la filosofía y que por tanto no sea competencia de la ciencia, cae del lado de la religión, simplemente porque la ciencia ahí tiene poco que enseñarnos. Por ejemplo en el miedo a la muerte o en la búsqueda del sentido de la vida. Sí que existen magisterios separados será entre ciencia y filosofía, pero no entre ciencia y religión. Tampoco me gusta que cuando quiera hablar de exterminio de unos humanos sobre otros sólo se le ocurra citar a los españoles en América, y que cuando quiere hablar de intolerancia religiosa sólo se le ocurra nombrar a la Inquisición “española”, como si la inquisición hubiera sido sólo algo español, o cómo si la inquisición que no fue española hubiera sido tolerante. Pero en fin, se le puede perdonar, porque es flamenco y porque otras partes del libro están realmente bien.