La reciente publicación en Francia de esta nueva obra inédita de Irène Némirovsky ha vuelto a situar la obra y la azarosa biografía de esta gran autora en el primer plano de la actualidad. Descubierto en el IMEC (Institut Mémoires de l’Édition Contemporaine) por los actuales biógrafos de Némirovsky, el manuscrito había permanecido perdido y olvidado entre los papeles de su editor de la época. Novela intimista y conmovedora, El ardor de la sangre constituye todo un hallazgo que confirma a Irène Némirovsky entre los autores europeos más destacados del siglo xx. Todo ocurre en una tranquila villa de provincias francesa, a principios de los años treinta. Silvio, el narrador, ha dilapidado su fortuna recorriendo mundo. A los sesenta años, sin mujer ni hijos, sólo le queda esperar la muerte mientras se dedica a observar la comedia humana en este rincón de Francia donde, aparentemente, nunca sucede nada. Un día, sin embargo, una muerte trágica quiebra la placidez de esa sociedad cerrada y hierática. A partir de allí, emergen uno tras otro los secretos del pasado, hechos ocultados cuidadosamente que demuestran cómo la pasión juvenil, ese ardor de la sangre, puede trastornar el curso de la vida. Como en el juego de las cajas chinas, las confesiones se suceden hasta llegar a una última y perturbadora revelación. Con un tono intenso y sosegado, Némirovsky utiliza el espejo sereno y frío de la edad madura para reflejar el impulso fogoso y los excesos de la juventud, en agudo contraste con el sofocante ambiente provinciano de sobreentendidos, sospechas y silencios que la autora describe con esa particular mezcla de lucidez y compasión que caracteriza su obra
Escrito en forma de diario en el que Silvio recoge sus impresiones sobre el pueblecito de la Borgoña al que ha vuelto para pasar su vejez, donde también vive un matrimonio que son primos suyos. Toma nota de y describe paisajes y costumbres agrícolas y el devenir pausado de un pueblo que parece tranquilo, pero es la tranquilidad que esconde un mundo lleno de pasiones de las que todos saben i todos callan para no estorbar la convivencia pacífica. Una lectura fácil, rápida y deliciosa
EL ARDOR DE LA SANGRE (1941) - Irène Némirovsky Reconozco que la prosa intimista de Némirovsky me ha atrapado, esa suavidad y murmullo de río en la que te sumergen sus descripciones. En "El ardor de la sangre" se mezcla ese ambiente rural y bucólico claramente proustsiano en el que todo parece transcurrir placidamente en una especie de felicidad sin sobresaltos que, sin embargo esconde secretos de familia y pasiones desatadas. El paso del tiempo enfría el ardor que corre por nuestras venas y nos sumerge en un tibio olvido, pero el pasado, en cierta forma siempre vuelve dispuesto a repetirse.
En ningún sitio es tan cierto como aquí el proverbio oriental que dice que los días se arrastran y los años vuelan .
No podemos vivir en lugar de nuestros hijos , aunque a veces nos gustaría . Cada cual debe vivir y sufrir por sí mismo .
La sangre me ardía en las venas cuando pensaba en aquel mundo inmenso que vivía la vida mientras yo seguía aquí
"Hay un momento de perfección en que todas las promesas maduran y acaban cayendo como frutos, hacia el final de verano. Inmediatamente después empiezan las lluvias del otoño. Con las personas ocurre igual".