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- EL ALMOHADON DE PLUMAS Y OTROS CUENTOS
Sinopsis de EL ALMOHADON DE PLUMAS Y OTROS CUENTOS
Una selección de cuentos escritos entre 1899 y 1933 por Horacio Quiroga. En palabras del prologuista, Pablo Ramos: Es que los cuentos pueden ser perfectos y, en este libro, el lector va a encontrarlos; verdaderas obras de arte que le harán sentir el horror y la crueldad de la vida y la naturaleza frente a la fragilidad del hombre Índice Prólogo, por Pablo Ramos Para noche de insomnio (1899) El triple robo de Bellamore (1904) El almohadón de plumas (1907) La insolación (1908) La gallina degollada (1909) A la deriva (1912) El alambre de púa (1912) El yaciyateré (1917) En la noche (1919) El hombre muerto (1920) Tacuara-Mansión (1920) La cámara oscura (1920) El desierto (1923) La señorita leona (1923) La bella y la bestia (1924) El hijo (1928) La moscas: Réplica de "El hombre muerto" (1933)
44 reseñas sobre el libro EL ALMOHADON DE PLUMAS Y OTROS CUENTOS
Quiroga nos trae este cuento corto donde nos deja un desenlace fatal y macabro, transcurre de manera rápida y nos fulmina con este mortal epílogo
Vaya! En un abrir y cerrar de ojos se nos va la vida y de nada sirve guardar los sentimientos más bellos en nuestros interior. Esta lectura me deja ese aprendizaje.
Un autor que sembró en mí las ganas de seguir leyendo. Conocer el lugar donde se gestaron esos cuentos te da una idea de la genialidad de este hombre. Una obra bien escrita , una trama perfecta . Una maravillosa obra.
El almohadón de plumas es un cuento interesante, dejando de lado que no tiene un final feliz como los cuentos de hadas creo es un cuento fácil de leer, no es largo y no te aburre. Debido a un proyecto lo tuve que leer varias veces, sin embargo no me fatigó, es lectura ligera :)
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FRASES DEL LIBRO EL ALMOHADON DE PLUMAS Y OTROS CUENTOS
Veinticuatro horas pueden pasar como un siglo de esperanzas para el hombre que aguarda al final un segundo de dicha.
Y el diablo, la horrible locura de hacer lo que no tiene utilidad alguna, estaba en mis dos ojos.
Lloró largamente todo su espanto calla- do, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia.
Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo.
