En la narración aparece un gran número de escritores, intelectuales y periodistas como Hemingway, Kim Philby o Luigi Barzini, que se trasladaron a España y ejercieron como corresponsales en uno u otro bando. Muy pocos intentaron ser neutrales o buscar la imparcialidad: la ideología fue por delante, hasta el punto de que la información de la Guerra Civil española fue la apoteosis de la no objetividad. Hubo grandes reporteros, así como simples propagandistas. Seguir tanto la peripecia de muchos de ellos como lo publicado nos permite descubrir personajes relevantes que habían permanecido desconocidos, al menos en España, o sacar a flote aspectos de la vida y el trabajo de otros que ya tenían fama mundial.