Un documento muy personal se convierte en un apasionante relato de un viaje a través del tiempo. Hace casi 20 años, el editor de Günter Grass le dio unos cuadernos en blanco para que los llenara con los primeros borradores de sus textos. Él utilizó los cuadernos como diarios y como terreno fértil para sus ideas. En 1990, Grass empezó a tomar abundantes notas, una costumbre que continúa practicando hoy