Primera novela de Juan Forn, escrita de una manera brillante en segunda persona, detalle no menor porque me llevó a la sensación de de tener al mismo personaje de niño y su versión mayor en el relator. Iván recorre una porción de su vida a partir de un hecho trágico y en compañía de su abuelo en las cumbres cordobesas, en estos meses el autor permite traslucir cada una de las emociones y sensaciones que conducen los comportamientos de este joven y el mundo que lo rodea tratando de llegar a un lugar, que aunque lo supongamos, no se desenlaza hasta la última página. Casi al mismo tiempo confluyen las pérdidas, y ambas son la puerta que abre el autor al final de la inocencia.
Un adolescente que pierde a su padre, a su entorno y se ve obligado a descubrir a su abuelo y en ese entorno nuevo, aparecerá el amor. Ternura pura, para leer de un tirón.
No son los demás; somos nosotros que pretendemos que todas las personas sean como queremos.