La guerra puede ser un lastre. Es cara, sangrienta, incierta... Sin embargo, tiene su parte positiva. Sobre todo, si se está en el bando perdedor. Basta con remitirse a los datos. Shimon Tzabar así lo ha hecho y nos plantea la conclusión, harto asombrosa, de que la victoria es en realidad... una derrota, y la derrota... una victoria. Tzabar invierte, con claridad meridiana, los términos planteados por los clásicos como Sun Tzu, en su obra sobre el arte de la guerra, y von Clausewitz. COn una lógica aplastante y un agudo sentido de lo absurdo -que recuerda a la sátira de Swift o de Holler en Trampa 22-, el autor demuestra cómo la paz es un medio pragmático y sensato para obtener la victoria política