CARTAS DE AMOR A NORA BARNACLE

Es un corpus de cartas fechadas en su mayor parte entre los años 1904 y 1909, también las hay en 1911 y en 1920, la mayoría, escritas desde Dublín, pero también desde Trieste y desde Londres, lugares donde el autor estuvo viviendo. Dos años después de sus últimas cartas de 1920, se publicará el Ulises. Nora nunca leyó sus grandes obras, ni siquiera las admiraba, pero sí descubrimos en esta correspondencia que estaba enamorada de Joyce. Y, vaya, vaya, vaya, increíbles y explícitas cartas, dirigidas a la que fue su mujer, una irlandesa de Galway, Nora Barnacle, la conoció en 1904 y justo un mes después empiezan las cartas. Parece que se enamoraron y Nora lo acompañó, cuando algunos meses después, decidieron marcharse de Dublín. Ella tenía 19 años y Joyce 21. Tendrán su primer hijo, Giorgio, sin haberse casado, luego tendrán una hija, Lucía, y será en 1931 cuando se unan en matrimonio. Pero hablemos de las EXTRAORDINARIAS E IMPRESIONANTES cartas, una correspondencia en la que hallamos el inicio y el desarrollo de la increíble pasión amorosa que existió entre los dos. ¡Qué manera de descubrirnos sus intimidades más extrañas! Sin pudor. Es asombroso y buenísimo. A mí me ha encantado. Si no lo habéis leído, es inimaginable todo lo que nos vamos encontrando. El mismo Joyce explica en un texto: “Hay algo obsceno y lascivo en el propio aspecto de las cartas. Su sonido es también como el propio acto: breve, brutal, irresistible y diabólico”. Nos describen su historia de amor y, desde luego en ellas, a parte de algunos fragmentos sobre las necesidades económicas y sus incertidumbres, encontramos la pasión, acompañada con todo lujo de detalles. Y qué gran pasión. Y por supuesto, todas sus fantasías y extraños deseos sexuales, para llegar a masturbarse, sus demandas en este sentido, a lo que Nora nunca se negaba. Es verdaderamente impactante y excesivamente explícito, no hay represión. Nos acercamos en las cartas que leemos, a la manifestación de una sexualidad obsesiva, los celos, fetichismo, voyeurismo, coprofilia, sadomasoquismo, y todo ello, en los intentos de hacer el amor a distancia, y con una gran excitación y sensualidad a raudales y un intenso erotismo. Veamos un fragmento: (este es de los suaves) “Mi amor por ti me permite rogar al espíritu de la belleza eterna y a la ternura que se refleja en tus ojos o derribarte debajo de mí, sobre tus suaves senos, y tomarte por atrás, como un cerdo que monta una puerca, glorificado en la sincera peste que asciende de tu trasero…” 2 de diciembre de 1909 - 44 Fontenoy Street Dublín. Y esto no es nada de nada, hay que leerlo para quedarte como yo, no conocía esta faceta, que , por cierto, me ha encantado. A mí, me ha llamado mucho la atención, encontrar en estas cartas, a un Joyce,. unas veces de un gran infantilismo y otras, se convierte en un gran manipulador, además de relatar sin trabas, la exposición detallada de todas las fantasías eróticas, que son las que hacen de este libro, una atractiva y admirable lectura. Me he divertido mucho. Es un descubrimiento que no te esperas.